miércoles, 15 de noviembre de 2006

EL MATRIARCADO

Rosario Castellanos lo denunció en libros como “Retrato de Familia”, hace ya muchos años. Desafortunadamente, cuando el pueblo, además de falto de educación es falto del hábito de la lectura, denuncias como esa quedan en el ámbito de lo sutilmente intelectual.

Pero a todo esto, ¿qué es el matriarcado? Se habla de que México es un país machista. Se habla y se comprueba. Yo misma he presenciado diversas muestras de este peculiar estilo de vida, por ejemplo, en el campo. El señor se levanta muy temprano, a las 4:30 ó 5 de la mañana, más o menos, para ir a trabajar a la siembra. Lo que no se dice, es que generalmente la mujer se levantó antes, ya sea para prepararle al señor algo rápido de desayunar, o para iniciar con sus labores domésticas, que nunca terminan.

El señor se pone ropa y botas limpias, que la mujer tuvo el cuidado de preparar la noche anterior, y se va a trabajar. La mujer se queda limpiando, alimentando a los animales, si tienen, haciendo el desayuno, lavando ropa, lavando los trastes del desayuno, etc. A media mañana, alguna de las hijas, que suele ayudar en las labores domésticas, es requerida por la madre: tendrá que ir hasta donde trabaja el padre, para llevarle el almuerzo. Los hijos varones, si los hay, devoran el desayuno que les sirvió la madre o la hermana y se salen a hacer quién sabe qué. Se suelen reunir con los amigos, o se ponen a jugar. Eso cuando no los ha requerido el padre para trabajar en el campo.

Como a las 5 de la tarde vuelve el padre. Se le ordena a alguna de las hijas que le sirva de comer. Y se les suele ordenar también que les sirvan de comer a sus hermanos. ¿Quién da esas órdenes? La madre, por supuesto.

El padre come y luego va y se echa una siestecita. La madre se queda recogiendo lo de la comida. Su único entretenimiento consiste en ver un poco la televisión, si la tienen, e intercambiar datos verbales con las vecinas. Pero al rato el marido se levanta y hay que prepararle el baño. Él se asea y se sale a tomarse unas chelitas con los amigos. La mujer no suele salir con él. Ni se le ocurre. Está mal visto que las mujeres entren en la cantina. Está mal visto que tomen cerveza. Está mal visto que fumen.

Incluso está mal visto que vayan los domingos al terreno que tienen destinado al futbol, para ver cómo juegan el marido o los hijos. Está mal visto que las hijas hagan lo mismo. En cambio, los hijos varones, van y vienen como les da la gana. Se salen con los amigos y pueden no volver hasta el día siguiente, sin que nadie les pida cuentas de nada.

Es muy triste que el alcoholismo entre las mujeres haya aumentado 50 por ciento los últimos 20 años. Es muy triste que no tengan vida. Es más triste todavía que, además de todas estas diferencias en la rutina diaria, haya un montón de estos señores jefes de familia (no hablo de señores del campo. Este relato es sólo una muestra de la rutina dispareja. Hablo, en general, de todos los señores jefes de familia, del campo y de la ciudad, ricos y pobres) que vivan a expensas de su mujer, se emborrachen y no conformes con eso, regresen enojados “para que no les digan nada” y encima consideren que sus mujeres son un “punch-bag” en el cual vaciar sus frustraciones.

Pero, como decía mi abuela: “La culpa no es del indio, sino del que lo hace compadre”. O “mientras haya bagres, comeremos de vigilia”. Las mujeres tenemos la culpa de esta situación; no sólo la provocamos, sino que la fomentamos. Tampoco se trata de exaltar los movimientos feministas e iniciar una guerra en contra de los hombres.

Lo ideal sería educar a nuestros hijos en igualdad y, por qué no, empezar a educar también a nuestros maridos. El alcohol no soluciona nada. El feminismo tampoco. El padrecito menos. La verdadera solución está en nosotras mismas. Somos las primeras que tenemos que educarnos para cambiar el matriarcado actual por una verdadera sociedad del individuo, de la igualdad y del respeto.
Mar. 24/ago/2004 17:41

1 Kalimotxos:

Anónimo dijo...

MI NOMBRE ES GUSTAVO HUERTA, HE DEFENDIDO A LA MUJER CON MI PROPIA VIDA PARA DIGNIFICARLA Y SIENTO QUE EN ESTOS 30 AÑOS HE AYUDADO A BASTANTES MUJERES EN EL ESTADO DE TLAXCALA. NO ME ATREVO A DESAFIAR LOS DATOS QUE LEI EN ESTE ARTICULO PERO NO CORRESPONDE COMO MODELO DE TODA LA SOCIEDAD MEXICANA, COMO MAESTRO E INVESTIGADOR Y VIVIENDO EN TLAXCALA MEXICO UN ESTADO MEXICANO MATRIARCADO POR EXCELENCIA, HE TENIDO QUE ENSEÑAR A LOS HOMBRES A GOBERNAR, A ADMINISTRAR Y A SER ORGANIZADOS. A DINIFICARSE ELLO Y LUEGO A SU ESPOSA E HIJOS POR IGUAL. MI CORREO ELECTRONICO guztavohuertas@hotmail.com
QUEDO RESPETUOSAMENTE A TUS ORDENES

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