viernes, 1 de diciembre de 2006

QUÉ TRISTE

Ya me parecía patético que AMLO se proclamara “presidente legítimo” y todo el teatrito que ha estado montando desde que el TRIFE reafirmara a Calderón en su papel de presidente electo. No me consta que no haya habido fraude y no me consta que AMLO sea perdedor, como asegura el TRIFE. Pero sí creo que en algún punto hay que poner la línea y me parece que AMLO la ha traspasado por mucho.

Estoy de acuerdo en que, si tiene desacuerdo con el veredicto de Tribunal Federal Electoral, lo haga patente y tome acciones al respecto. Pero me parece que las acciones que ha tomado son las de un mal perdedor, un ardido que no soporta haber quedado fuera de la jugada y perder todo el poder con el que tanto soñaba.

Me da igual por quién voté. Me da igual por quién hayan votado los demás. A cual más todos. AMLO por su mal perder y su patética, anticonstitucional y rastrera política anti-perder, y Calderón por haber nombrado a Francisco Ramírez Acuña Secretario de Gobierno y por todo el montón de grillas, compromisos de campaña y acciones inexplicables de las que todavía no me he enterado.

El primero demuestra que hubiera sido un “Chávez” más en Latinoamérica (o Sudamérica. Aquí en Europa les da igual que México esté pegado a los pinches gringos. Siempre nos ponen en Centro o Sudamérica), izquierdoso, rebelde, anti-gringo, anti-empresarios, pro-pobres y todos los atributos extras que se les achacan a los últimos líderes latinoamericanos, pero que nadie se atreve a decir en voz alta; y el segundo demuestra que las cosas seguirán igual o peor, poniendo en el poder a alimañas de la calaña de FRA, que no hace más que “ir por la grande” y luchar, en horas de trabajo, en aras de sus propios intereses y de los de nadie más.

Pese a todo lo anterior, me quito el sombrero ante Fox y Calderón, que supieron sacar adelante la situación de manera digna y sin contratiempos. Fingir que no pasa nada y hacer toda la ceremonia frente a toda esa bola de trogloditas nerdenthales que no tienen la menor idea de lo que es luchar por la democracia, por un país, por el derecho legítimo a vivir en un Estado de Derecho, me parece al menos un intento válido e inicial por al menos fingir que se lucha por gobernar bien.

Sé que con el tiempo todo este oropel terminará en lágrimas de decepción y desesperanza, al pasar los días paulatinamente aumentará la inseguridad, las ejecuciones, los asesinatos, las muertas de Juárez y los desaparecidos como el bien ponderado “Ron Guevara”, desaparecido desde principios de Octubre, y que seguramente quedará como uno más de los periodistas desaparecidos en el basto territorio mexicano, mencionado por el solo hecho de ser periodista. ¿Cuántos desparecidos más habrá que nadie conoce y que no se mencionan porque ni siquiera tienen una profesión gremial, como el periodismo, que se ocupa de hacerla de pedo cuando uno de sus integrantes es vejado en el ejercicio de su profesión o en la simple transición de su vida?

Los “nuevos” encargados de la seguridad alegan que sus prioridades serán el combate al crimen organizado, al narcotráfico y el otorgar a los mexicanos la seguridad que todos anhelan y se merecen. Ya. Y yo voy y me lo creo.

No se trata de que, como AMLO, vayamos todos y bloqueemos absurdamente actos que están marcados por la constitución que son absolutamente legales. No se trata de tomar la salida fácil del pataleo, adjudicarse un cacho de territorio trascendental para la vida cotidiana de la capital del país, mejor conocido como Zócalo, e intentar, patéticamente hacer parecer que los patéticos son los que ostentan, legítimamente, el poder que otorga la Constitución mediante las elecciones. Se trata de:

Cambiar los aspectos de la constitución que no sólo permiten, sino que fomentan este tipo de políticas y de actitudes por parte de los gobernantes legítimos. Si el gobierno presidencialista republicano absoluto no funciona, pues estudiemos otros gobiernos que hay en el mundo y absorbamos de ellos lo que más nos acomode. En España, por ejemplo, no se vota a un candidato, sino a un partido. Y cuando dicho partido gana, tiene que haber negociaciones en los congresos para determinar quién será el (o la) que ostente el poder ejecutivo del país. La oposición tiene un papel trascendental en el devenir del país al poner el dedo en la llaga en lo que opina que el gobierno en turno está haciendo mal, al proponer reformas o modificaciones que le parecen convenientes y oportunas y al participar activamente en la vida política del país.

Denunciar las acciones, hechos y sucesos que hagan patente y evidente que no vivimos en un Estado de Derecho, que hagan evidente ante el exterior, pero SOBRE TODO ANTE EL PROPIO PAÍS, que estamos dormidos y dominados por una fuerza gandalla, arribista y opresora de entes que se van corrompiendo unos a otros y que forman una gran cadena de cabrones que garantizan que, gane el partido que gane, el país estará cada vez más jodido, más pobre y más pisoteado por el pie de la corrupción, de la miseria, de la podredumbre, de la inseguridad y de la violencia, sin que ninguno de los afectados mueva un dedo en aras de cambiar la situación.

Hoy aplaudo la actitud y habilidad del PAN, de rescatar la tradición y la legalidad de manos de unos energúmenos con imaginación insuficiente para hacer algo creativo y efectivo en pro de sus demandas, apegándose a lo inconstitucional, ilegal y patético, y habiendo librado su batalla inicial con una dignidad que poco se esperaba después de la contienda electoral más sucia y arribista que se ha visto en la historia de nuestro país.

Sin embargo, dejo el canal de la denuncia abierto para patalear por el nombramiento de FRA como secretario de gobierno. Que salgan airosos de su primer bronca no significa que me tengan contenta para todo lo que resta del sexenio. Es posible que AMLO hubiera sido mejor gobernante, pero eso nunca lo sabremos porque cada día comprueba más que es peor que el posible hipócrita que supo llegar legalmente a la silla grande.

Lamentablemente entre todos se están encargando de demostrar que para que México mejore se necesitan medidas y situaciones drásticas al límite de lo obsceno, como una dictadura, un montón de muertes, una guerra civil o una invasión más gandalla que la de Irak.

El único problema es que nuestras reservas petrolíferas están más bien en vías de extinción. A ver quién es el guapo que se atreve a invadir a un paraíso con 106 millones de hijos de su qué barbaridad, sin broncas étnicas y con un único gran problema de velar cada uno por sus propios intereses y, si es posible, sumarlo con fastidiar al vecino más cercano.

Qué triste, que yo tenga que ver desde lejos cómo mi querida nación se autodestruye cachito a cachito, sexenio a sexenio.

No a FRA. Sí a la lucha legal y constitucional por la instauración del buen funcionamiento del país. Sí a la paz. No a los compromisos de campaña. No al montón de basura plástica con fotos de ilustres desconocidos con que llenan las calles en tiempos electorales, que no sirve de nada, y que después los ayuntamientos tienen que quitar o, peor aún, que se quedan ahí hasta que "estorban" porque se presenta una nueva campaña electoral y hay que colocar a otro ilustre desconocido. Sí a las campañas electorales basadas en hechos, en el buen trabajo, en acciones efectivas y eficaces de superación y aumento en la calidad de vida de TODOS y TODAS, y no en publicidad estéril y contaminante. Sí a un México vivo y lleno de ciudadanos activos. No a un México autista, resignado y nerdenthal como el que tenemos ahora. Ya basta de que nos la ensarten sin vaselina, con grava y doblada.

Dejémonos de orgías de corrupción y empecemos a trabajar por un Estado de Derecho REAL. Empecemos por nuestro padre, nuestro hermano, nuestro jefe, nuestro líder sindical, y sigamos a otros niveles.

MÉXICO DESPIERTA DE UNA BUENA VEZ!!!

Atte:

Lamentosa juída, triste y desesperanzada.