jueves, 27 de noviembre de 2008

LA ESPANTOSA L


Alguien me pidió que explicara qué es eso de la "L", supongo que a cuenta de algunos comentarios en mi post anterior. Pues la "L" es como la letra escarlata de los automovilistas. Las leyes españolas (y creo que en general las europeas) te obligan a llevar una L grandota pegada en la ventana trasera del coche durante tu primer año de conducción, después de que te has sacado el carné de conducir. Dicha L les indica al resto de conductores que eres un conductor nóvel, o novato. Especulo que la L viene del inglés "learning".

Pero la espantosa L no sólo indica que eres novato, sino que además hace patente que no puedes rebasar los 80 kms/hr de velocidad. En ciudad no hay prácticamente ninguna diferencia, ya que la norma indica que en ciudad la velocidad máxima de circulación son 50 kms/hr. Pero si sales a carretera, el ir a máximo 80 puede significar el doble o más de tiempo en algún trayecto.

Y ahora, para los ibéricos: Por qué "espantosa"? Primero tendremos que recurrir a uno de los más grandes personajes del entretenimiento que ha creado México: Chabelo. Don Xavier López hace más de 50 años que creó dicho personaje, que es un niño enorme enfundado en unos pantalones cortos, muy cortos, y que hace una voz de niño muy graciosa. Y, con dicho personaje, hace más de 40 años que produce, dirige y conduce un programa infantil de televisión llamado "En Familia con Chabelo". En ese programa, que dura 3 horas todos los domingos por la mañana, tiene un montón de concursos para niños, que van ganando juguetes a todo lo largo del programa. Y, en uno de esos concursos, los niños meten la mano en un bote que por arriba tiene un pequeño agujero de tela, y de ahí tienen que sacar unas fichas que pueden ser un premio o pueden ser: UNA ESPANTOSA X!!! La espantosa equis significa que has perdido, aunque creo que pierdes cuando sacas la tercera. En la investigación que he hecho para intentar explicar todo esto, me he encontrado con que hay algún grupo de rock llamado "Espantosas X". Quiero pensar que el nombre está basado en el programa mencionado.

Y Don Xavier no sólo nos ha heredado la espantosa X. También nos ha regalado la katafixia. Según nos explica en este video (que no cuelgo aquí, porque es muy largo y habla de muchas cosas, pero el video es interesante. Toca el tema de su reciente atropellamiento y la celebración de 40 años de programa, entre otras cosas), la katafixia surge de un idioma que se inventaron él y Germán Valdéz "Tin-Tan": el Mautro. Según ellos, es el "idioma de los marcianos". Cuenta don Xavier que un día él y Germán se pusieron a decir tonterías, como borucas, y llegó un momento en el que empezaron a entenderse mutuamente. Y da un ejemplo muy gracioso en el video. Y de ahí surgió la palabra katafixia. Y, según dice don Xavier, la palabra ya está aceptada por la Academia de la Lengua. Lo que no sé es si por la academia mexicana o por cual, porque la he buscado en la RAE y ahí no 'tá.

Y, ¿qué es la katafixia? Pues es el concurso final del programa. Aparecen los niños que ganaron más juguetes de todos y les dan a elegir entre quedarse con ellos o elegir alguno de los "premios" de la katafixia, que puede ir desde un conjunto entero de muebles (sala, comedor y recámara, por ejemplo), hasta una tontería horrible que puede consistir en una canasta con unos paquetes de legumbres. Y entonces ahora los mexicanos, cada vez que nos vemos en la disyuntiva de cambiar algo que ya tenemos por algo que no sabemos lo que va a ser, usamos el término katafixiar.

Y voilá. Que no sólo Cantinflas ha engrosado el español mexicano. Don Xavier López también ha puesto su granote de arena. Y desde aquí, mi más sincero homenaje a un hombre que nos ha mantenido aplacados la mañana del domingo a varias generaciones, y ha permitido que muchos padres de familia pudieran dormir un poco más sin ser molestados.

Es increíble la cantidad de cosas que pueden salir de una simple "L", no? =)

martes, 25 de noviembre de 2008

APROBÉÉÉÉÉÉÉÉ!!!! =)


Por los pelos, pero aprobé. Y ahora que lo he hecho no entiendo cómo es que tanta gente se saca el carné de conducir. Los examinadores son unos tiquismiquis y la gente que hace el examen apenas si saben controlar el vehículo, como para andar poniendo atención en tantas señales que se ponen aquí.

Tuve que madrugar porque tenía que estar a las 9 en mi primera clase de Escuela de Espalda. La verdad es que estuvo bien tener esa cita antes del examen, porque incluía sesión de relajación y me cayó bastante bien. Hoy nos conocimos todos los asistentes y, por lo visto, soy la que está menos peor, lo cual no es ningún consuelo. Y, cosas de la vida, me ha tocado hacer el curso con la mamá de uno de los amigos de Juanjo, que la operaron el año pasado y, por lo visto, no está muy bien. O, al menos hoy iba la pobre con el ánimo en los calcetines. Es la que peor está de todos y se mueve con mucha dificultad.

Lo chido de la sesión es que, por una vez, parece que se tiene plena libertad de hablar de los achaques sin que la tachen a una de hipocondriaca. Le comentaba a Juanjo que igual y estaría bien que hicieran una especie de "Alcohólicos anónimos" pero para gente que tiene este tipo de males. Poder ir a una sesión de desahogo siempre que tenga uno el día tonto o el ánimo en los calcetines con personas que te entienden y que no te juzgan, porque sufren lo mismo que tú. Pero me parece a mí que los males de espalda todavía se trivializan mucho, por más que abunden con contundencia entre la población en general.

El caso es que salí de mi sesión relajada, pese a que estuve más bien nerviosa toda la mañana por el tema del examen. Pero al menos conseguí relajarme durante el ratito que duró la sesión, y disfruté del cojín caliente que nos pusieron a todos durante la misma.

Sin embargo, pronto se fueron los efectos de la relajación. Se suponía que el examen empezaba a las 12 del día. Yo llegué al bar donde quedamos a las 11:45, porque estaba cerca de donde lo de la espalda. Y el coche de la autoescuela llegó después de las 12:30. Así que tuve más de 45 grandiosos minutos para cultivar mi nerviosismo, pese a que llevaba un libro para pasar el rato. Pero cuando tienes que estar al pendiente de si ha llegado un coche, tampoco se disfruta la lectura como se debe. No soy nerviosa como la mayoría de las personas, que les da un poco la histeria y se agobian. Yo noto que estoy nerviosa porque me dan muchas náuseas. Y tuve náuseas casi desde que me levanté en la mañana. Cuando llegó el coche ya me notaba yo casi temblando, lo cual es indicativo de que estaba yo verdaderamente nerviosa. No suelo ponerme nerviosa con los exámenes, pero tanto vas sabiendo de gente que reprueba por pendejaditas que, de tanto repasar todo lo que te ha dicho el instructor al final te queda la sensación de que en algo la vas a cagar.

Y no es difícil hacerlo. Me considero afortunada de que el tema "coche" lo tengo perfectamente dominado. Es decir, que cuando manejo el coche es como una extensión de mi cuerpo, lo hago de manera automática, lo que me permite dedicar el 95% de mi atención a las señales, los semáforos, los peatones, los otros coches y las instrucciones que me habían dado para el examen.

En el coche íbamos cuatro personas: Al volante el examinado, en el asiento del copiloto el instructor, que permanece callado durante todo el examen, a menos que el examinador indique otra cosa, y atrás van el otro examinado y el examinador. Y yo había quedado con el instructor ayer que, como tengo experiencia, no me importaba hacer el examen primero o después. Así que lo hice después. Y, por lo visto, la muchacha que lo hizo primero también iba muy nerviosa. Iba haciendo alto total en todos los "cedas" (ceda el paso), al grado de que el examinador la conminó a no hacerlo y le dijo que había que distinguir entre los cedas y los "estops". Luego la llevó por carretera, una regional pequeñita y casi sin tráfico. Pero ella no pasó de tercera y tampoco de 40 kms. por hora. Finalmente, para el estacionamiento no pudo meter reversa y se puso más nerviosa y al final el instructor tuvo que ayudarla a estacionarse.

Después de eso me tocó a mí. Y en la primer glorieta había un "estop" (stop. ¿Por qué no lo ponen en español?) que no vi, así que lo hice como si fuera un ceda. Eso es suficiente para que "te trinquen". Me salvó que el resto del recorrido lo hice impoluto y que para el estacionamiento elegí un lugar estrecho y metí el coche en dos movimientos. Como suelo hacerlo de normal. Al parecer, también contó que cedí el paso a unos peatones que, a primera vista, no se veían. Todo eso, sumado a los que ya habían trincado a lo largo de la mañana, me salvó el pellejo (por lo visto iba a quedar mal trincarme a mí también. A mi compañera no le aprobaron el examen). Eso y que el instructor le dijo al examinador que sí que había visto el stop, pero que me lo pasé como lo hace todo el mundo, sin detenerme por completo...

En fin. Te la hacen mucho de emoción. Cuando acabó el examen, el examinador nos pidió que bajáramos "un momento" del coche. Y claro, como es un momento, no atinas a decir que te abran la cajuela para sacar tu abrigo. Así que te quedas ahí, a la intemperie y con lo puesto. Con 3 grados de temperatura. Y de momento nada. Estuvimos ahí, como paletas Manhattan más de 5 minutos, mientras veíamos a través de la ventana trasera del coche discutir al examinador y al instructor. Un poco como la deliberación del jurado en las películas gringas, pero en pequeñito. Mi compañera ya se olía que no iba a aprobar. Yo esperaba hacerlo, pero seguía muy nerviosa.

Finalmente salieron del coche y lo primero que se escucha es, en boca del examinador "Bueno, fulanito, ya no te entretengo más". >_<

Pero no ves que tenemos escarcha en las pestañas, so cabrito!!! Y tú ahí, calientito dentro del coche, arreglando el mundo!!!

En fin. La noticia de que aprobé, aunque fuera por los pelos, me quitó todo el malestar del frío y demás. La otra pobre chica, bueno. Recibiendo instrucciones para proseguir con las clases. =/

Un besito para todos los que tienen licencia de manejo. Dos para los que la tienen que conseguir. Tres para los que tienen dolor de espalda.

jueves, 6 de noviembre de 2008

ALIENTO DE VIDA

Últimamente me pregunto mucho qué es la vida. No la que conocemos como tal, sino eso que mantiene a nuestro corazón latiendo y a nosotros aspirando aire y luego expirándolo. Y nos hace mantener cierta temperatura. Me pregunto por qué un día está ahí y de pronto al instante siguiente ya no...

De recién que me quedé en Vitoria me compré un pez beta con el último dinero que me quedaba de lo que había ahorrado para estar aquí. Elegí ese pez por la sencillez de los cuidados que requiere. Lo puedes tener en cualquier pecera, sin las burbujitas y eso. Y además tiene que estar solo, porque si no se arranca las colitas con otros peces. Se llamaba Gumaro. No es lo mismo una gran pecera con muchos peces bonitos, que uno solo en una pecerita común. La pecera grande y espectacular no tiene nada de malo. Es relajante y bonita. Pero los peces sólo son peces. En cambio un pez beta, al estar solo y tener un nombre se convierte en tu compañero, en tu mascota.

El año pasado le regalé a Juanjo, por su cumpleaños, un pez beta. Le puso de nombre Rodolfo. Era de cuerpo azul y cola roja. El tipo al que le compro los peces, de una tienda de mascotas, dice que suelen durar entre 7 y 8 meses. Gumaro me duró más de un año. Y Rodolfo un año y ocho meses. Hasta ayer, que me lo encontré inerte en la montañita de la pecera, donde rara vez se ponía. Ya se notaba viejito. Van perdiendo vitalidad, se les cae un poco la colita, se mueven menos... De pronto me habría gustado que alguien le hiciera una necropcia para saber de qué murió. Digo, concretamente. Ya sé que murió de viejo. Cumplió su ciclo con creces. Y es sólo un pez. Pero de pronto visualicé el momento en el que lo compramos en la tienda. En ese mismo instante condenamos a los peces a no volver a ver a otro de su especie. Aunque el de la tienda ya lo había condenado a eso cuando los puso a la venta, nosotros vamos y los recondenamos. Rodolfo todavía el mes pasado hizo sus burbujitas calenturientas, esas que aparentemente son un nido. Todo un semental, mi niño.

Les llaman peces ornamentales. Pero son mucho más que eso. Aunque no ladren y no hagan ruido ni destrozos, son una compañía. Ayer estaba yo sola, porque Juanjo se fue a Paris. Y me quedé todavía más sola cuando descubrí que Rodolfo ya no estaba ahí. ¿Por qué se fue en ese preciso instante en que lo hizo? Además, el pobre murió solo. ¿Habrá alguna manera de saber cuándo un pez está agonizando, aparte de sacarlo del agua y ver cómo se ahoga, digo?

Ahora sólo tengo plantas. Pero tengo muy mala mano. Casi todas se me mueren. Voy a descansar por un tiempo de la compañía de un pez, porque aunque requieren pocos cuidados, lavar la pecera todas las semanas es un poco rollo. Quizá para el cumpleaños de Juanjo, en febrero, me anime a encariñarme con otro pez. Porque yo se los doy de cumpleaños, pero termino cuidándolos yo. ¿Cualquier parecido con los hijos es mera coincidencia? =P

Un besito a Rodolfo que, aunque nunca se lo di (¿alguien ha besado alguna vez a un pez?) ahora se lo mando, a donde quiera que se haya ido.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

PUBLICIDAD GLACIAL

Acaba de salir una secuela del otro anuncio que colgué. Me sigue gustando más el primero, pero éste también tiene lo suyo:

Y además, me recuerda a mi amiga Nocturna, que insiste en no poner la calefacción en su casa porque le sale muy caro y ahora me imagino que vive como este cuate. xD

martes, 4 de noviembre de 2008

AUTORRETRATO Y OTROS EJERCICIOS

Hoy entregué mis últimos ejercicios de fotografía. Aquí comparto algunos con el estimado: