miércoles, 22 de diciembre de 2010

Para comer de diario que prefieres, comida mexicana o comida gachupina?

La mexicana siempre me hace más ilusión, pero eso también es porque no la tengo a mi alcance. Sin embargo, en lo que es "comida del diario" no hay una gran diferencia entre la mexicana y la española, obviando el tema del chile, claro...

Arroces, legumbres, ensaladas y carne, pescado o pollo. Y, aunque he aprendido a hacer muchas recetas españolas, la verdad es que en la comida del diario sigo haciendo la gran mayoría de las recetas de mi abuela. Y he añadido otras, como la carne en su jugo, que aquí no la venden. =)

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martes, 21 de diciembre de 2010

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martes, 14 de diciembre de 2010

QUÉ GANAS DE CAMBIARME EL APELLIDO!!!

Algún antepasado mío tuvo a bien esparcir su oligofrénica semilla por todo el globo terráqueo, lo que ha propiciado que más de algún o alguna den mi dirección de correo electrónico como la suya propia. En la lista están dos gringos, una costarricense y un peruano. Los gringos son más bien inocuos. Una tal Sheila, que se inscribe a varias cosas de esas que te llegan a la carpeta de SPAM y un estudiante de universidad del que me llegó, en inglés, el aviso de que le faltaban datos y, por jocosa y por la weba de contestar en el mismo idioma, les respondí en español que al joven en cuestión igual le hacía falta un curso previo al que pretendía tomar en el que le enseñaran cómo usar correctamente el correo electrónico. Poca lata han dado los gringos, la verdad.

La costarricense es una mujer que trabaja para el gobierno de Costa Rica. Se llama Silvia y, aunque he recibido varios correos dirigidos a ella, la verdad es que ha resuelto el tema con bastante diligencia. Todo hay que decirlo, intenté acojonarlos haciéndoles saber que estaban ventilando asuntos de gobierno ante un desconocido que nada tiene qué ver con ellos.

El peor de todos es el peruano. Y que conste que no tengo nada en contra de Perú ni de su gente. Sólo conozco a este individuo y, aunque la muestra no es representativa, no deja de ser lamentable. Se llama Sergio y fue el primero en aparecerse en mi bandeja de entrada, hace MÁS DE UN AÑO. Desde entonces me ha llegado de todo: resultados de análisis clínicos, proyectos de trabajo, mensajes estúpidos “enviados desde mi Blackberry” (manda webos que sepa usar un cacharro de esos y no consiga usar bien el correo electrónico!!!), cotizaciones para comprarse un BMW, suscripciones a MAPFRE Perú y, lo último, un “amable recordatorio” de que tiene una deuda vencida que, por lo visto, no ha hecho intentos de pagar y que inicia el 14 de abril y se extiende hasta diciembre. Si tarda en pagar lo mismo que tarda en arreglar el tema del correo electrónico, estos incautos no van a cobrar en la p... vida!!!

Al principio intenté amable y educadamente que el señor en cuestión hiciera lo pertinente para dejar de molestarme con sus asuntos, pero pasados los meses y llegados cada vez más mensajes empecé a perder la paciencia y comencé a usar términos como la oligofrenia para referirme a él ante quienes insisten en escribirle a mi cuenta de correo. La verdad es que, ante la desesperación, ya fue lo único que se me ocurrió para que el interfecto en cuestión ponga de una vez y por todas una solución efectiva. Pero no hay manera. Sigo recibiendo correos dirigidos a él y me está causando tal cabreo que ha originado en mí unas ganas inmensas de cambiarme el apellido.

Con estas cosas, dan ganas de hacer una legislación universal en la que se hagan “exámenes” a la gente, a fin de determinar si tienen el suficiente coeficiente intelectual para usar herramientas como el correo electrónico y, de no ser así, prohibirles rotundamente el acceso a dicha herramienta.

Nunca he hecho propósitos de año nuevo, pero si pudiera, el de este año sería no volver a saber de él en mi vida!!!

Un besito a los que tienen apellidos raros. Dos a quienes, como yo, tienen que soportar homónimos oligofrénicos y testarudos.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Si lo que menos echas de menos de mexico son los mexicanos, no es un poco contradictorio que una mexicana deje como ultimo lugar a sus propios conciudadanos? Siendo asi, cuando vas a mexico... te llaman gringa? XD

Pues casi... Se sacan de onda con mi acento!!! xD

Y no, no es contradictorio. De hecho, una de las razones más poderosas que me impulsaron a salir de ahí fue precisamente la gente. No soy compatible con la gran mayoría de los mexicanos. =/

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Que es lo que mas lamentas haber dejado atras de tu pais y que no puedes tener en este? y lo que menos?

Lo que más, mi familia. No los veía mucho, pero las reuniones con ellos son muy divertidas! Lo que menos, el resto de los mexicanos (con excepción de los pocos amigos que tengo). xD

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miércoles, 8 de diciembre de 2010

EL SUEÑO DE LOS PACIENTES

Estar en un hospital es ya de por sí desagradable. Uno cae ahí por estar demasiado mal para estar en casa o, en contadas ocasiones, a causa de algún estudio que requiere cuidados o aparatos especiales. Obviando que no he caído en un hospital por algo tan horrible como el cáncer, me remito a criticar severamente las actitudes de gran parte del personal que trabaja en los hospitales.

Tengo entendido que, al salir de una anestesia general, es necesario que estén despertando a la persona en cuestión cada 20 ó 30 minutos. No sé si es para cerciorarse de que el paciente sigue vivo o por alguna otra razón de carácter orgánico. Pero fuera de eso, creo que el sueño es beneficioso para los pacientes en general. Sin embargo, son muy pocas las personas que trabajan en los hospitales que verdaderamente tienen consideración y respeto por el sueño de quienes ahí se ven forzados a estar.

Entran en las habitaciones dando casi gritos y salen dando portazos. De manera que si el paciente no se despertó con los gritos, se despierta con el portazo.

Esto es especialmente sensible en el caso de un bebé. Porque uno de adulto, se cabrea, se molesta, se aguanta y finalmente se vuelve a dormir. Pero si te ha costado media hora o cuarenta minutos de paseo en el cochecito dormir al bebé, y a los diez minutos entran y te lo despiertan por alguna tontería que se pudo haber arreglado en voz baja, de verdad que acaban con el buen ánimo y la paciencia de cualquiera.

A veces, los hospitales parecen más un mercado que un nosocomio. Enfermeras, auxiliares y médicos hablan casi a gritos en los pasillos y áreas comunes. Y, cuando no son ellos, son las visitas de los otros enfermos quienes se encargan de mantener un nivel excesivo de ruido.

Y a la entrada te encuentras no sólo con visitantes y familiares estresados fumando, sino también con pacientes con bata y a veces hasta con el carrito del suero en una mano, fumándose uno o más cigarros. Los fumadores parecen no darse cuenta de que, si se ponen a echar su molesto humo en la mera entrada, quienes tienen que atravesarla para entrar o para salir se chupan toda esa contaminación que, en muchos casos, produce cáncer.

De poco sirve la prohibición de sirenas y claxon en los alrededores de los hospitales, cuando el verdadero ruido está en los pasillos. El sueño de los pacientes es, por lo visto, el elemento más prescindible en los hospitales. ¿Habrá clases en las escuelas de medicina y enfermería sobre cómo volverse inmune e indiferente ante la necesidad de dormir de los enfermos?

O es que yo soy rara también en esto y exagero al considerar que el sueño de los enfermos es sagrado?

Un besito para los que nunca han estado en un hospital. Dos para quienes sí. Tres para quienes lo están en este momento. Cuatro para quienes tienen que cuidar a alguien ahí...