miércoles, 15 de noviembre de 2006

CERTIFICACIONES HIPÓCRITAS: LA MANERA “LEGAL” DE VERNOS LA CARA

Es el colmo. El descaro de los gringos en temas internacionales no tiene límite. Por un lado, están a punto de elegir al nuevo presidente del planeta, elecciones en las que sólo una minoría de la población mundial puede participar. Y ni quién diga mú. Ni siquiera los chinos, que son mayoría.

Llegaron a América (continente) procedentes del norte de Europa y casi exterminaron a los nativos que se encontraron a su paso, en esas desafortunadas tierras del norte. Trajeron negros de otras partes del globo, como si fueran ganado, para que “trabajaran” para ellos con sus derechos rebajados, disminuidos, exterminados, hasta que una guerra los hizo, supuestamente, entrar en razón y acabar con la esclavitud.

Sin embargo, en ese que llaman el país de las oportunidades, de la igualdad y de la libertad, se sigue tratando como inferior a todo aquel que no es "como ellos" y se sigue pisoteando al resto del planeta, según sus intereses, como si el resto de la humanidad fuéramos simples cucarachas que merecen ser aplastadas bajo el zapato del God bless America.

Entre sus más recientes atrocidades está haber destruido al pueblo de Irak. Cierto, tenían un dictador en el poder, un tirano sin escrúpulos. Pero mientras ese señor no se metiera con el resto de las soberanías, el problema seguía siendo de los irakíes y la responsabilidad de poner solución a esa situación también. Sin embargo, llega don Bush con su toga de deidad omnipotente que todo lo sabe y decide que los pobres irakíes merecen ser salvados de tan maligno opresor, supuestamente terrorista y los deja a merced de la anarquía, de los conflictos étnicos, de la venganza y del desamparo.

Lo más triste de todo no es que don Bush haya hecho todo eso por combatir el terrorismo. Lo más triste es que lo hizo por cuestión de negocios. El negocio de la guerra, de la reconstrucción, del petróleo.

Su cinismo no se limita a los negocios que son benéficos para Estados Unidos, sino que va más allá y abarca los negocios que le son, supuestamente, perniciosos. Hace muchos años que Estados Unidos certifica y descertifica a los países, según considere que dichos países actúan o no, de manera eficiente, en combatir el narcotráfico. En esa lista negra ha estado México siempre, hasta hace 3 años, en que nuestro país pasó al lado de los “certificados”.

Sin embargo, a pesar de que don Fox ha avanzado en ese tema, combatiendo algo de la corrupción que había, en comparación con gobiernos anteriores, según organismos como la DEA, el FBI, el Servicio de Aduanas y Seguridad Fronteriza y la Patrulla Fronteriza, México ha fracasado en términos reales para erradicar la producción de drogas, desmantelar los cárteles y cerrar la frontera norte para evitar la entrada de dichos productos a nuestros pobres vecinos del norte.

En contraparte y como buen aliño de esta ensalada de despropósitos bushianos, recientemente la fracción republicana en el Congreso de esos pobres vecinos nuestros del norte dejó expirar una ley que Clinton consiguió con muchos esfuerzos, que impedía la circulación legal de fusiles AK-47, mejor conocidos como “cuernos de chivo”, con el pretexto de “ineficacia” por parte de dicha ley.

Es cierto que existe corrupción en México en términos del narcotráfico, pero también es cierto que, la mayoría de las veces, a los implicados no les queda de otra, cuando los guardianes del orden mexicanos en muchos casos reciben sueldos miserables, portan chalecos antibalas que no protegen ni de una pedrada y casi siempre están en desventaja frente a los narcotraficantes a la hora de los madrazos.

En resumen: Estados Unidos, por un lado, se autoproclama juez del mundo y decide quiénes son dignos de existir y quienes no, según producen o dejan de producir cosas que ellos consumen ávidamente, sin que nadie los obligue ni les pague por hacerlo y por otro lado no sólo no ponen nada de su parte para evitar dicha situación, excepto certificar ante el mundo quiénes son los buenos y quiénes los malos, sino que además nos complican la labor liberando armas que los narcos de por sí ya consiguen con gran facilidad. Y nosotros como si nada. Seguimos a expensas de sus propias reglas, manteniéndonos en inferioridad de condiciones y consumiendo su basura.
Mar. 21/sep/2004 20:11

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