miércoles, 15 de noviembre de 2006

CAJÚM

La moda no se limita a los abrigos, bufandas, paraguas y botas. Por la calle también se percibe una gran cantidad de personas que tosen. La tos se conjuga de manera abundante estos días. En lo personal, porque comparto los bichos que mi cónyuge me trae de su oficina. En lo general, me parece que muchas personas, bichos aparte, empeoran la cualidad "cajúm" por el bicio de la nicotina, tema que últimamente ha generado fenómenos curiosos. Para empezar, el gobierno español ha obligado a los fabricantes de productos tabacaleros a colocar en las cajetillas grandes letreros como "FUMAR MATA", "FUMAR PRODUCE CÁNCER", etc.

Pues ahora se pueden encontrar "cubreletreritos" con contrapublicidad con tendencias cómicas, sobre todo las que incluyen nombres de políticos. El caso es que el humito invade todos los rincones españoles y cuando se es víctima de la tos, la cruz pesa más con los humitos pululando a nuestro alrededor. He prometido no pararme de nuevo en un bar hasta no combatir mi tos actual.

Pasando a temas más trascendentales, llama mucho mi atención el asunto de los indígenas en el parque Rubén Darío, de Guanatos. Cuando yo percibí ese fenómeno de reunión, jamás me imaginé que el asunto llegaría a puntos étnicos y discriminatorios. Ese parque me trae algunos gratos recuerdos de mi niñez. Yo solía disfrutar de los juegos que están ahí(o estaban. Tengo varios años sin ir por ahí) en la parte de atrás y todavía recuerdo lo inmensos que me parecían algunos de los resbaladeros de caracol. Claro que tampoco pude disfrutar demasiado de sus instalaciones porque no quedaba muy cerca de mi casa y mi madre siempre ponía como requisito para que fuéramos que un adulto nos acompañara.

El caso es que hace pocos años a mí me pareció que el servicio doméstico de Providencia tomó el mencionado parque como una especie de "plaza de pueblo". La típica plaza que siempre está rodeada por la presidencia municipal, la iglesia del pueblo, la farmacia, el hotel y la tiendita de lencería, además de la panadería. En los pueblos, los jóvenes se suelen reunir en dicha plaza, los domingos por la tarde-noche, a ligar. Las mujeres caminan alrededor, en un sentido, y los hombres en el otro. Y ellos les regalan flores a ellas. Y se sientan en las banquitas. Y se arman chismes y grillas. Y unas se pelean con las otras, por bajarles al galán, o por hacerle ojitos al que les gusta. No es una afición que yo comparto, pero me parece una costumbre curiosa y muy pintorezca. Y que, además, no hace daño a nadie.

En todas las veces que yo he ido al citado parque, nunca lo he visto lleno, ni medio lleno. A mí más bien me pareció siempre que fue un adorno muy caro de una colonia "rica". Los vecinos de Providencia usan una unidad deportiva que queda como a dos cuadras, pero el parque Rubén Darío siempre estaba solo, a pesar de sus bien cuidadas plantitas y caminos. Y ahora se indignan porque los domingos se convierte en plaza de pueblo, habitado por quienes, encima, les hacen la vida más agradable, a cambio de unos cuantos pesitos. Que si consumen bebidas embriagantes "en la vía pública". Que me digan cuántos de esos denunciantes o denunciantas no tienen hijos o hijas o maridos que no hayan consumido alcohol en la vía pública, o en el estacionamiento de la escuela. Que si se acarician. Pregúntenles a quienes hayan sido alumnos de la Técnica 4 por el "callejón del beso". Y supongo que en otros recintos de pubertosos tendrían sus símiles.

El problema con Guadalajara, y creo que con México en general, son las clases sociales. Si los "invasores" del parque fueran yuppies, que además harían ruido con los estéreos de sus autos, seguro que no habría tantas quejas, ni tanta indignación. Tenemos que aprender a aceptarnos y querernos como somos, y también a respetarnos. Porque lo mismo es falta de respeto la discriminación de los "finos" hacia los indígenas, que al revés. No sabemos convivir. Y vivimos invadidos de hipocresía, de falsa aceptación y de "principios" frívolos y superficiales. Eduquemos a nuestros indios, y edúquemonos nosotros mismos y seguro que tendremos un México un poco más civilizado y agradable. He dicho.

En Vitoria, la novedad de novedades es la apertura de un mega centro comercial enorme, que además estrena vías de acceso. Ahora tendremos demasiados cines, demasiados gimnasios y muchos comercios pequeños en quiebra. Esto de la economía nunca es perfecto. Yo por eso me dedico a las letras.

Un beso a todos. Aprendamos a toser cuando el camino empieza a desviarse.

Suza.

Sáb. 01/nov/2003 19:04

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