miércoles, 15 de noviembre de 2006

ADIÓS, DON GERMÁN

Sobre aviso no hay engaño, dicen algunos. Con dinero baila el perro, dicen otros. ¿Qué aviso y cuál perro? El de Mural.com, que amablemente anuncia, en algunas de sus páginas, con una cuenta atrás, que cada vez quedan menos días para acceder a su página que hasta ahora ha sido gratuita.

Ya probaron antes la modalidad de “si no pagas, no puedes ver más que lo del día presente”. O sea, que intentaron cobrar por ver el archivo histórico. En su momento me rebelé, y envié mis consiguientes patadas de ahogado a alguna autoridá competente de la empresa. Asumo que si en su momento se echaron para atrás con aquella medida no fue por mi berrinche, sino por alguna otra estratégica razón.

Pero esta vez van por todo. No lo niego, es un buen producto. Por eso mi enojo. Porque no estoy en Guadalajara para darme el lujo de invertir en una suscripción que me llegue calientita, en papel, todas las mañanas. Estoy en España, y por eso los leo por Internet. Un servicio que no es gratuito, pero que me permite acercarme un poco más con “los míos”, con lo que me vio crecer, con lo que, me guste o no, es parecido a mí en muchas cosas y con lo que me pasa en el país que más me importa: México.

Mural.com también me permitía acercarme con el único ser humano tricolor que todavía tiene fe en el mexicano, lo cual es un gran mérito, porque es más difícil tener fe en algo que se ve de mal en peor todos los días, que en algo tan etéreo como una imagen religiosa, a la que se le puede colgar, literalmente, cualquier milagrito. Don Germán, de apellido Dehesa, como esa leche de bote azul marino y vaca blanca que tomaba cuando era niña, es mi esperanza, mi luz, mi parte de fe en que algo se puede hacer para tener un mejor México un milenio de éstos.

Sin embargo, hoy tengo que despedirme de él. Hoy Don Germán pierde una lectora querida y quién sabe cuántos y cuántas más que ya no podrán reinventarse de lunes a viernes con sus historias familiares y sociales porque no tienen para pagar una tarifa que es mucho más de la mitad de la que sirve para recibir a Mural en versión papel.

Un periódico elitista que se reafirma día con día, año con año. Lo malo es que la clase media sigue desapareciendo y la alta no crece mucho que digamos. Ojalá y con esta medida le mejoren a usted, don Germán, el valor de sus crónicas en sus cheques. De esa manera, esta medida elitista no será tan mala y usted podrá seguir con sus acciones congruentes y con sus constantes muestras de que con trabajo y buena voluntad se puede llegar muy lejos.

Lo malo es que algunos ya no podremos leerlo con nuestros propios ojos. Adiós, mi querido Don Germán. Nos vemos en un México más justo y equitativo. Ahora me quedo sólo con su gran amigo, don Pérez Reverte, al que sí tengo acceso porque vivo en el mismo país que él.

Con cariño,

Susana Escalante, fan suya desde sus publicaciones en aquél fenómeno de esperanza y cariño, Siglo 21.

Mar. 17/ago/2004 21:19

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