miércoles, 15 de noviembre de 2006

AHORA QUE GOBIERNA EL PAN

Algunos se mueven y empiezan a hurgar en el pasado de nuestra nación, en un intento por eliminar un poco de la impunidad que invade al país. Se forman fiscalías especiales, que cuestan un dineral y que, generalmente, no consiguen esclarecer nada.

En el caso de la “Guerra Sucia”, parece que algo han estado haciendo. Luego viene un abogado defensor y argumenta que sus clientes no corren peligro legal alguno porque, aunque se demuestren los crímenes en cuestión, ya prescribieron. Es decir, la cuestión de si se hizo mal o bien es lo de menos. No importa. Lo que importa es que esas cosas “prescribían”, hasta hace poco que el Senado se ocupó de reformar la ley. Pero claro, resulta que esa ley no puede ser retroactiva porque hay otra ley que lo dice así. O sea, que esa reforma atañe sólo a crímenes de reciente creación. Todas las fechorías del PRI no figuran en esa reforma, por mucho genocidio que sean.

Además, alega que la fiscalía sólo tiene como pruebas “recortes de periódicos, revistas y libros, y una entrevista que ofreció a la televisión local de Monterrey, el extinto regente capitalino Alfonso Martínez Domínguez” en la que sugiere que el Estado Mayor Presidencial tuvo su parte de acción en la matanza del “Jueves de Corpus”. O sea, que ¿qué tipo de pruebas son válidas? Los testimonios no cuentan. Y documentos oficiales no hay, excepto uno en el que el Estado Mayor Presidencial se deslinda de esa responsabilidad.

¿Acaso esperaban encontrar un oficio, firmado por el entonces Presidente don Echeverría, en el que claramente se diera la orden al tal grupo “Los Halcones” (que, para el caso, podría haberse tratado, por qué no, de un grupo versátil, de esos que amenizan bodas y comuniones) de masacrar a todos los estudiantes que osen incordiar el bien político y nacional de nuestro querido país, con sus estúpidas y molestas manifestaciones?

Pues mira. Tampoco hay pruebas de que el montón de burócratas que cobran todos los meses el sueldo que se paga con los impuestos que todos ponemos con tanto sudor, desquiten con un trabajo bien hecho eso que cobran. Nuestros procuradores también cobran un dineral y sin embargo en las calles hay tal cantidad de delincuencia que poco nos falta para tener, además de un pariente abogado, otro médico y el vendedor de enciclopedias, otro que se dedique a sustraer propiedades ajenas, con o sin violencia.

Ese es el gran problema de este país. Como no hay pruebas, todos los delincuentes andan sueltos e incluso hasta nos gobiernan. Y el montón de seres que están en la cárcel son, simplemente, señores con mala suerte. Como las víctimas.

Pero, ahora que gobierna el PAN, podremos, en un futuro, condenar las fechorías que cometan los blanquiazules. Sólo tenemos que cerciorarnos de que dejen pruebas.


Mar. 20/jul/2004 8:53

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