miércoles, 15 de noviembre de 2006

LOS HUEVOS DE SCHROEDER

En general en Europa se ha alcanzado un nivel de bienestar ejemplar en el mundo. La tasa de desempleo es relativamente baja, hay bastante seguridad y, hasta hace poco, los únicos problemas de los europeos eran el terrorismo, en lugares muy específicos, y los gringos, con sus guerras y sus lloriqueos constantes a la Organización Mundial del Comercio para poner sus experimentos en el mercado (me refiero al maíz transgénico y reces con clembuterol, por ejemplo), como si se tratara de alimentar ratones en lugar de seres humanos.

Sin embargo, la comunidad europea empieza a alcanzar su límite de bienestar. Mientras que durante algún tiempo consiguieron sostener un cierto equilibrio, al tener tasas de natalidad relativamente bajas, en la actualidad esa baja natalidad está pasando su factura. Entre otras cosas, porque los sistemas de pensiones están basados en que los trabajadores pagan las pensiones de los que ya están jubilados. El sistema funciona bien, siempre y cuando haya suficientes trabajadores.

Pero no los hay. Hace 20 años Europa ya era un continente viejo. Por las calles apenas si se veían niños. En cambio, es un excelente lugar para ser viejo. Hay parques con bancas, instalaciones para practicar deportes como la petanca y los bolos y un montón de obra pública y construcciones para entretenerlos toda la mañana (las construcciones en Europa son como de mundo Lego: excavadoras que ponen lo que sacan en un camioncito, que luego va y deposita su carga en un contenedor. Grandes grúas que mueven cosas. En fin. Un montón de maquinaria que es muy divertida de ver en acción), por no hablar de centros cívicos a donde pueden acudir a leer el periódico, practicar juegos de mesa y tomar cursos amenos y a su alcance.

El problema es que hace tiempo que el número de trabajadores se ha visto superado por el número de jubilados. Al estar Europa sumergida durante muchos años en un círculo de baja natalidad (los hijos salen muy caros y la gente es muy consciente de eso) las cuentas ya no salen.

Don Schroeder, canciller alemán, ha agarrado el toro por los cuernos y, pese a los votos que le va a costar, y los huevos que ya le han aventado, está haciendo lo que es correcto, lo que tiene que hacer como gobernante con conciencia: atajar el problema cuando todavía están a tiempo de hacer algo. Los demás países de Europa tendrán que poner sus barbas a remojar, ahora que Alemania ha dado el primer paso. En España ya se habla del problema de las pensiones, pero no han pasado de ese nivel: el oral.

México y Latinoamérica en general podrían aprender mucho de Europa si tan sólo observaran un poquito. Se tiene todo para ser potencia: recursos naturales, petróleo, grandes extensiones de tierra cultivable, grandes paraísos turísticos y mucha gente que puede trabajar. ¿Qué esperamos para hacer las cosas bien y para hacer de Latinoamérica otro punto de equilibrio para el mundo?
Mié. 25/ago/2004 0:21

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