miércoles, 15 de noviembre de 2006

INSEGURIDAD MEXICANA

Se avecina otra marcha. O la primera no fue suficiente, o dio algunos resultados e inspira nuevas movilizaciones. O ambas cosas. Por lo pronto, parece que movió algunos hilitos, como los del jefe del gobierno capitalino, que publicó unos cómics detractores de la marcha utilizando nuestros maltrechos impuestos. No soy capitalina, pero utilizo la palabra “nuestros” porque de muchos es sabido que una gran parte del presupuesto nacional de ingresos está destinado a la manutención de nuestra magna capital.

Tampoco es que tenga nada en contra de los capitalinos, ni de los chilangos, ni de los defeños, o como quiera que decidan ellos que se quieren llamar. Ni siquiera cuando, como en el chiste, 10 millones de ellos se levantan todos los días rezando “para que no les pase nada”, mientras los otros 10 millones se levantan con energías renovadas para ver “a quién perjudican”, por decirlo de manera que no hiera sensibilidades.

El caso es que, mientras don López Obrador promueve su paranoia de complot con monitos sin firma, don Schütte, del Consejo Ciudadano de la Secretaría de Seguridad Pública, agarra y lanza su gran idea al aire a raíz del asesinato de una doctora. Antes que nada, apoyo cualquier movimiento ciudadano en pro de una mejor calidad de vida y creo que ese y todos los asesinatos cometidos en este país y en el resto del mundo merecen toda la indignación, la atención y el repudio que podamos darles. Eso, por no hablar de que, para empezar, tendrían que evitarse.

Pero lo que realmente llama mi atención de este segundo llamamiento a marchar en contra de los malandros, tanto gubernamentales como civiles, es que está siendo promovido por alguien que se supone nos representa ante el gobierno y tiene un mejor contacto con él que el que cualquiera de nosotros podría tener. Por lo tanto, el hecho de que este señor que, en teoría, nos representa convoque a una nueva marcha, es decir, el hecho de que don Schütte llegue a la conclusión de que necesita de todas nuestras voces para hacerse oír me parece realmente preocupante.

Ahora es una segunda marcha. Después puede venir una tercera y una cuarta. ¿Alguien nos oye? Y, si nos oyen, ¿alguien hace algo por darnos un poco de lo que no sólo queremos, sino necesitamos? Después de las marchas ¿qué?

Lo más triste de todo es que somos mexicanos manifestándonos en contra de otros mexicanos. Porque tan mexicano es don Fox, como don López Obrador, como las muertas de Juárez, como quienes las matan y como todos aquellos que nos arrebatan ora la bolsa, ora los tenis, ora la bicicleta y, por último, la voz.

Sólo espero que, después de perder la voz, en lugar de agarrar las armas y la pólvora, sigamos con el lenguaje de señas o con el braile o con la música o con los chistes. Ojalá y algún día podamos dejar de manifestarnos contra nosotros mismos.
Mar. 03/ago/2004 19:12

0 Kalimotxos:

Publicar un comentario