miércoles, 15 de noviembre de 2006

¿SINDICATOS O CONDICATOS?

Los que hemos tenido la oportunidad de trabajar en algún organismo público hemos tenido una probadita más de cerca de lo que los sindicatos representan en la cotidianeidad laboral. Se supone que dichos organismos están para defender a los trabajadores y para buscarles mejoras en sus condiciones laborales. Es decir, en teoría, tendrían que esforzarse por conseguir que los trabajadores trabajen menos, en mejores lugares, y que cobren más. ¿Simple, no?

Pues no. Porque en la realidad mexicana resulta que los sindicatos son un coto de poder que “posee” cualquier cantidad de plazas de trabajo (sí. Los sindicalizados no son los trabajadores, sino las plazas. En más de alguna ocasión me tocó escuchar “Fulanito renunció. Su plaza está libre. Pero es una plaza sindicalizada”) y que torturan a las empresas y/o instituciones o a los trabajadores, según sea el caso.

No podemos negar que, de manera muy eficiente, sí que defienden a ALGUNOS trabajadores. Esos que por alguna razón tienen ganada la preferencia de sus dirigentes y que permanecen en alguna plaza de trabajo más o menos bien remunerada, pese a no cumplir cabalmente con sus obligaciones laborales. Ustedes dirán que el contratador cuenta con mecanismos para despedir trabajadores improductivos. Sólo que, en el caso de los “trabajadores sindicalizados” se lo piensan mucho antes de despedir a alguien, o de intentar iniciar el proceso de despido, levantando actas y demás, porque los sindicatos suelen ser muy fieros a la hora de defender “los derechos” de sus trabajadores, sobre todo si se trata de un trabajador “favorito”.

Hace pocos días publicaron en la prensa el reparto de unos volantes que explicaban, de manera clara y concisa, las consecuencias que podrían tener los trabajadores sindicalizados del IMSS que no acudieran a la marcha organizada por su sindicato con su último recibo de nómina y una copia del mismo: hasta 30 días de pérdida de sus derechos sindicales (lo cual, es muy libre el sindicato de aplicar) y hasta 8 días de suspensión de sus labores. Ahí es donde la puerca torció el rabo y en donde se nota que los sindicalizados no son los trabajadores, sino sus plazas o puestos de trabajo.

La labor de los sindicatos en México está desvirtuada. Y su visión también. No niego que en el caso del IMSS el problema es grave y la solución complicada. Pero da la impresión de que los sindicatos se limitan a criticar al gobierno y a “hacerla de tos”, sin proponer soluciones ni alternativas. Probablemente no está en su obligación, pero deberían tomarlo en cuenta, por el bien de sus jubilados, de sus fututos jubilados y, por qué no, de sus plazas laborales. Porque al final, con marchas o sin ellas, el dinero es finito y con sindicatos o sin ellos, si no se resuelve el problema de la empresa, los jubilados se quedarán sin pensión, los sindicatos sin sus plazas sindicalizadas y nosotros, los usuarios del IMSS, sin servicios médicos ni eficientes ni ineficientes ni de ninguna clase. ¿Y los trabajadores? Sabe. Según los sindicatos, los trabajadores sólo sirven para alimentar las marchas y hacer presión.


Mar. 27/jul/2004 06:42

0 Kalimotxos:

Publicar un comentario