miércoles, 15 de noviembre de 2006

11-S

Me resistía a hablar de ello, pero es imposible combatir algo así con el silencio. Así que, ya que insisten, hablemos pues. Y hablemos fuerte.

"América" se ha estado vendiendo como la más grande y única víctima del nuevo milenio y los medios de comunicación muerden el anzuelo como si su propia guerra fuera acerca de quién tiene más y mejor información de un hecho que no termina de cuadrar. Y todos nos lo tragamos como si fueran vitaminas.

Algunas teorías pululan en el aire, en el ambiente extraoficial, teorías que algunos pocos se han atrevido a mencionar sin que se les dé mucho espacio o importancia en el tema. Que si fue el propio Bush el que permitió, o peor aún, propició el desastre y, tal vez, se le fue de las manos, que si está implantando una economía de guerra para que Estados Unidos pueda seguir siendo emperador del planeta, que si Sadam Hussein es una amenaza para la humanidad y hay que acabar con él. Al parecer, el tema Bin-Laden estaba desgastándose con un año de silencio y había que sacarse a otro anti-héroe de la manga.

¿Quién sabe exactamente por qué empezó la Primera Guerra Mundial? Seguro que pocos. Yo lo que recuerdo es que los madrazos comenzaron con el asesinato de un funcionario, pero en realidad fue un conjunto de sucesos lo que propició el primer gran conflicto mundial. Luego la Segunda, con aquellas ínfulas de creación de una nueva raza, y su posterior perpetuamiento como raza única y superior. Los arios. Acabemos con los débiles, los mediocres, los malnacidos judíos. Luego con los gitanos. Y ahí se quedó la cosa, porque de seguir, seguro que los mexicanos habríamos aparecido en la lista como plaga a combatir. Hoy, con el tema "torres" y Medio Oriente se empieza a hablar de "aliados" -¿les suena familiar?- y, por supuesto, del "enemigo", ese grandioso protagonista gringo que les da el derecho a los estadounidenses de hurgar en las narices de ustedes y de mí y de todos, y de acusar a cualquiera de terrorista.

Antes eran los comunistas, los rojos. La tecnología del lenguaje y de la publicidad también evoluciona y en el nuevo milenio tenemos a los terroristas. Pero, ¿quiénes son los verdaderos terroristas? ¿Quiénes son los que en realidad están implantando el terror como modus vivendi? En América (esta vez me refiero al continente entero, desde Groenlandia hasta la Patagonia) los primeros en desarrollar teorías de comunicación, manejo de los medios y tecnología publicitaria fueron los Estados Unidos y todo eso surgió por necesidades políticas. Por lo tanto, saben cómo hacerlo, saben cómo manipularnos y saben qué es lo que tienen que hacer para dominar al mundo, con nuestra venia o sin ella.

¿Quién recuerda a Hiroshima y Nagasaki? ¿Sabemos cuántas personas murieron ahí y de qué manera lo hicieron? ¿Quién ha preguntado a los japoneses si después de este puño de años son capaces de dormir a pierna suelta, si no necesitan terapia para olvidar? Claro, Estados Unidos son los primeros en olvidarlo, pero siguen teniendo "armas de destrucción masiva" y aparentemente son los únicos con el derecho de tenerlas.

No trato de minimizar el incidente ni las muertes. Simplemente me gustaría establecer un equilibrio y no tragarnos todo lo que nos sambuten los medios, sin cuestionarles nada, como si de Dios se tratara -y miren que soy atea-.

No olvidemos el 11-S, pero tampoco ignoremos la Segunda Guerra, con sus millones de judíos y JAPONESES muertos, y otros cuántos miles de otras nacionalidades, culturas y religiones.

Olvidar es repetir la historia, han dicho algunos. Pero recordar también es peligroso, digo yo. Seamos más selectivos. Seguro que todos tenemos alguna fecha importante qué recordar o qué olvidar.

Suza
Mié. 114/sep/2002 10:38

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