lunes, 21 de enero de 2008

NAVIDAD A LA CABEÑA. Parte 1. (O mi primer novela publicada)

Ya sé que es un poco tarde para andar publicando esto, pero dada mi lentitud del último año para publicar cosas en este antro, supongo que nadie le tomará por sorpresa. Al final, lo bueno es que les cuelgo algo para leer, no? Y al que no le guste, pos que no lea, que para eso inventaron la tele. =P

Introducción.
En mi familia nunca ha existido la “obligatoriedad” para ninguna fiesta. Mi madre no es de las que se agüitan porque alguien no está en Navidad o porque alguien no le llama en su cumpleaños (aunque siempre le hemos llamado). Probablemente en parte por eso las navidades en mi familia siempre fueron agradables.

Cuando yo era niña había un ritual: mi abuela hacía consomé y ocasionalmente buñuelos. Pero lo imperdonable siempre era el consomé. Y nunca faltó. Alguna vez hubo pavo relleno y otras cosas. Pero siempre consomé. Cuando ella se fue a vivir con mi tía por ser demasiado viejita y estar sola, en seguida retomé yo la responsabilidad del consomé y se siguió haciendo en casa de mi madre. Y allá iban mis primos, algunos que antes no solían ir, a tomar consomé. Y de paso a vernos. =P

Pero hace ya 5 años y medio que estoy en España y mi hermano lleva ya más de 2 en Los Cabos (mi familia es de Guadalajara). Así que ahora, cuando no podemos estar juntos en Navidad, cada uno hace su propio consomé. Ya conseguí instituirlo en casa de mis suegros y este año, como no estuvimos, se hicieron “un caldito” de esos de sobre…

El caso es que al final la Navidad es un buen pretexto para juntarnos todos y comer bien durante unos días. Lo especial del asunto es pasar un tiempo juntos, porque nos queremos, nos extrañamos y lo pasamos muy bien. Somos todos muy compatibles. Pero para conseguir esa simple cosa hay que hacer muchos esfuerzos, empezando por pagar más de mil euros por cabeza que cuesta cruzar el charco, y continuando con hacer un viaje laaaaargo laaaaargo, en el que quienes proporcionan el servicio de llevarte con los tuyos te dejan encuerado y en la calle cuando las cosas se tuercen. Lo de viajar en avión ya no es lo que era y ha perdido por completo su glamour.

Aviones o camiones de redilas?
Los que viajamos en avión ya no somos “pasajeros”. Ahora, entre el negocio de la guerra de los gringos y sus paranoias, y la cada vez más extendida práctica de las empresas de aviación de tratar a sus clientes como si fuéramos reos en lugar de civiles, hemos pasado del estatus de “pasajero de aviación” a “vaca en camión de redilas”.

Pero empecemos por el principio. Vivir en una ciudad pequeña tiene sus ventajas y sus desventajas, como todo. La ventaja, que todo está cerca. La desventaja, que hay cosas que no tiene, como un billar decente que tenga mesas que no sean de monedas, y vuelos regulares a Madrid. Eso nos obliga a ir a Bilbao. Así que hay que pagar entre 80 y 90 eurazos para ir en taxi, porque ir en el coche y dejarlo guardado en el aeropuerto te sale casi en lo mismo. Así que ya de pagar, al menos que sea otro el que conduzca.

21 de diciembre. 5:30 pm. El chaval que nos mandó un amigou con el que concertamos el viaje (ventajas de tener un amigo taxista que se dedica a dar servicio a algunas empresas) está afuera de casa puntual, con su camionetón (aquí furgoneta. Allá cabroneta) en el que caben muy a gusto todas nuestras maletas. Llevamos 3 de buena envergadura y 2 mochilas como equipaje de mano.

Después de un trayecto sin incidentes y sin apenas tráfico llegamos a Loiu, que es donde está el aeropuerto bilbaíno. Bajamos las maletas y nos dirigimos a facturación, con bastante tranquilidad. Llevamos buen tiempo. Facturamos las maletas y nos tomamos en un bar del aeropuerto yo un jugo de naranja y Juanjo un café, todo a precio de aeropuerto. Se llega la hora del abordaje (Sandokan al abordajeeeeeeeeeee!!! San quiéééééééééénnnnnnn???) y nos dirigimos hacia la puerta que nos corresponde. El de Loiu es un aeropuerto con mucho diseño, pero con muy poco lugar para sentarse. Hay varios jóvenes sentados en el suelo con cara de “me muero de aburrimiento”.

Al subir al avión se aprecia que no es un foker, sino uno con turbinas. Un poco más grande, pero con mala compresión. Sufrí tanto al despegue como al aterrizaje el horrible dolor de oídos que da cuando el avión tiene ese fallo. Pero llegamos con bien a Barcelona. Salimos al área de taxis y parecen un ejército de abejitas. Hay un señor agilizando la fila que nos indica que es nuestro turno. El taxista agarra y nos abre la cajuela, le ayuda a Juanjo a subir las maletas (a mí no me dejan, por mi problema de ciática) y ya que estamos todos arriba del taxi agarra y dice –Oiga, que hay una tarifa fija para salir del aeropuerto. A dónde van?– Al Ibis Cornellá, respondió mi marido. –Ah, pues vamos a ver, msnlksjld, son dos y llevamos una, saldrá como en 20 euros… (silencio). Y el hombre agarra y dice –Entonces?– Y nosotros: ¿Entonces qué? –Que si los llevo. Que luego al llegar la gente se mosquea porque les cobro diferente a lo que marca el taxímetro!– Y Juanjo, sí, sí. Que vamos!!

Yo ya no dije nada, pero la verdad es que me quedé bastante mosca. Si hay “una tarifa especial” por qué no hay un cartel que lo indique? O por qué el güey que agiliza la cola de los taxitomantes en el aeropuerto no lo dice? Y por qué el taxista, con la mala leche que tiene encima, se espera a que estemos todos arriba del taxi, maletas incluidas, para “informarnos” de la “situación”? Porque vaya si tenía mala leche!! El camino al hotel fue de lo más folklórico. Pitándole a alguno que va lento, gritando pestes al que se atraviesa… Es ahí en donde se nota la diferencia entre una gran ciudad, como Barcelona, y una pequeña, como Vitoria. Llegamos a una glorieta y el hombre dice –¿Y dónde coño está el hotel? Yo pensé que estaba aquí!!– Y entonces, en ese momento (y no antes) agarra y pone el GPS que lleva activado en catalán (como marca la norma… supongo). Cuando termina de marcar la ruta el cacharro yo veo un cartel que está JUNTO A NOSOTROS que indica que “Hotel Ibis pa’llá =>”. Y se lo informo al taxista. Pero nada. Ni puto caso. El hombre agarra y dice –Que no, que no. Que ya me dirá el cacharro por donde…–. Pues nada. Que agarra y da la vuelta a la glorieta, despacito, porque no tiene como muy claras las instrucciones de la vocecilla en catalán (será que no lo entiende del todo??? =P) y entonces un güey que va pasando le pita y el hombre ni tardo ni perezoso grita –Anda y vete a la mierda, so capullo!!!–. Pues nada. Que el coñogpscatalán nos lleva por una zona industrial que a esas horas de la noche está como muy desierta y con gran elegancia y todavía en catalán nos indica que hemos llegado a nuestro destino. Y el taxista –¿pero cómo que ya hemos llegado? Si aquí no hay nada!!!– Total, se da la vuelta en “u” y volvimos por donde llegamos. Cruzamos la calle por la que veníamos y seguimos derecho. Total que al final dimos con el susodicho hotel, que está más bien escondidillo. Pero está.

Al llegar al hotel el güey agarra y dice –Ahora vuelvo, que tengo que arreglar un asuntillo allá adentro–. Bonita manera de hacerse güey para no ayudarnos con las maletas, encima que cobra por bulto el muy cabrón. Eeeeen fin.

Nos recibe un hotel amable y limpio, con una calefacción tan potente que hasta yo me empecé a agobiar. Menos mal que sólo era en los pasillos. La temperatura de la habitación era más agradable. Dejamos las maletas ahí y bajamos a cenar. Nos quedaba como media hora antes de que cerraran el changarro cenil. Había un “menú del día”. Elegí el gazpacho y el spaguetti con setas y mi marido pidió “otro de lo mismo”. El gazpacho como muy rojo y aunque no era el mejor que me he comido estaba bueno. Pero cuando me trajeron el spaguetti… INGUEASURACIÓNPARACAMIONEROGORDO!!!! Aquello era como para una semana. Señorita, disculpe. Verá usted. Es que yo soy mortal… Y el de Juanjo, pues otro de lo mismo, como él bien había dicho. Con un spaguetti comíamos los dos y nos sobraba!!!

Y como dicen en la tele cuando te dejan con las ganas: CONTINUARÁ...

4 Kalimotxos:

Anónimo dijo...

No debí haber leído esto en la oficina... porque solté dos que tres carcajadas que no fueron nada propias para el lugar de trabajo... ¡Favor de avisar la próxima vez!
Y sí... me quedé con muchas ganas de seguir leyendo!!! Gracias.

Escale dijo...

Coño! Y vaya que rara vez leo algo tan largo que no tenga que ver con Bytes...
En fin, muy bueno, esperaremos el desenlace aunque ya lo sepamos... que nos la pasamos requetebien!

Por cierto, el set de colores del blog no permite ver el link de "Enviar comentario". A ver si le vas cambiando eso ehhh?? Porque uno de por sí procastinando en el trabajo y pues con menos tiempo para andárselas ingeniando para encontrar dicho link. Saludes!

Anónimo dijo...

Que pechá de reir. Por favor, no tardes en seguir con el relato de tu viaje, nos encanta.
Esperamos al menos que hayais disfrutado del el.

Saludos de Nerea y Cristóbal desde Marbella.

Pd. de Cristóbal: Tu estilo literario es divertidísimo.

Anónimo dijo...

Pues q me quedo con las ganas de pedir la proxima vez q coma en un restaurante "UNA DE LO MISMO " ... y a ver si me ponen SPAGUETTIS ...

UN PLACER LEERTE NIÑA !!!!!!

y ya he descubierto q poniendo ANONIMO ME DEJA COMENTAR !!!!!

BESOS MER

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