martes, 22 de septiembre de 2009

GRAN HERMANO

Una estación del metro Londres es todo lo que ya conocen y más. Pero sobre todo es un gran set (o plató, pa’ los ibéricos) de Gran Hermano (o Big Brother, pa’ los americanos). He rebuscado esta mañana dentro de mis orificios y, de momento, no he encontrado ahí ninguna cámara, pero las hay por doquier: en cada esquina, en los restaurantes, en los pasillos del metro, sus andenes y sus vagones… No he entrado en ninguna iglesia (no suelo entrar nunca. Por no entrar, no he entrado ni a la que está frente a mi casa, en donde llevo viviendo 7 años), pero no me extrañaría que ahí también hubiera cámaras. Supuestamente son “por la seguridad de todos”, pero ni a Juanjo ni a mí nos queda clara su utilidad. Él dice que en un estudio llegaron a la conclusión de que las cámaras ayudan a resolver un crimen, por cada 80 mil de ellas instaladas… En realidad, lo que sería interesante, aunque imposible, saber, es si son realmente “disuasorias” de la mala acción, que es ahí en donde radicaría su verdadera utilidad.

Por lo demás, la ciudad parece segura. En algunos lugares tiene similitudes con Madrid (o al menos yo se las encuentro), pero me parece que Londres es bastante menos ruidosa que Madrid (excepto por las sirenas de los vehículos de emergencia, que son verdaderamente estruendosas y molestas). En algunos edificios todavía conserva ese aire obscuro y típico que vemos en las películas de época o en historias como Oliver Twist. La gente, en general, es amable y bastante más considerada que en España. Menos los chinos cochinos. Esos parece que son iguales en todos lados. Son unos mulas, renuentes a hablar y a dar cualquier cosa que no les reditúe en algún beneficio. Y que conste que no es racismo. Es que son verdaderamente desagradables. No he conocido NINGUNO que rompa esta impresión y he conocido unos cuantos.

La Crónica

En el Heathrow Express Para ir de Heathrow a Londres hay un tren: el Heathrow Express. Baratu, baratu: Nomás £16.50 un viaje senshito. El tren es bastante cómodo, eso sí, y tiene compartimentos para poner las maletas. También vimos, durante el camino, unas pantallas en algún túnel, diseñadas para verse desde dentro del tren mientras pasa, a una velocidad nada “tímida”. Un invento curioso…

El hotel está justo al salir de la estación y es muy grande. La información turística la proporciona (si se le puede llamar a eso “proporcionar”) un tal “consierge”, que es chino y hace honor a su raza, siendo absoluta y rotundamente escueto ante la solicitud de información por parte de mi adorable cónyuge, dándole solamente aquello que no requiere hablar: planos y folletos. Lo que es explicar de viva voz, se rehúsa terminantemente, mandándonos a freír puñetas.

Sabemos que hay que comprar unas tarjetas de transporte para pagar menos, pero no sabemos dónde conseguirlas y el Chino Cudeiro se niega a dar más información. De manera que salimos del hotel a buscar el dato. Entramos en una casa de cambio, atendida nada más y nada menos que por otro Chino Cudeiro que, sería pariente del del hotel, porque es igual de mula. Se limitó a decirnos “go underground”. No quiso decir más. Si no hay negocio, no gastan ni saliva.

Bajamos a la estación de metro que está frente al hotel, pero ahí sólo había máquinas. Salimos de nuevo y entramos en una tienda de souvenirs. Ésta era atendida por una mujer negra y fue más amable (en general, en Londres, todas las razas, menos los chinos, son amables, la verdad). Nos dijo que había que ir “a la grande” (o sea, a la que habíamos llegado desde el aeropuerto, que es una estación de trenes). Ahí conseguí ver un chiringuito de información (la estación es bastante grande) y por fin nos dijeron dónde comprar las tarjetas.

Después de algunos errores, y algunas vueltas no planeadas en metro, por fin conseguimos abordar la línea “Circular”. Es un poco como en las películas. Los vagones se sacuden un montón, hacen un estruendo espectacular y sus luces se apagan cada dos por tres. Pero conseguimos llegar a tiempo a nuestra primera parada: el punto de reunión para hacer un “london walk” sobre “Llack de rippa” o Jacobo el destripador, pues. El guía que nos tocó era bastante ameno. Al final no me quedó claro si es el güey que escribió el libro o no, pero la plática fue muy amena y nos enseñó lugares, callejones y edificios que, de normal, no habríamos visto. Y como el paseo es más bien nocturno, pos uno entra en materia bastante bien. Habló de un Londres lleno de niebla y de humo producido por chimeneas y otros diversos orígenes, que hacían imposible la vista a más de 20 ó 30 centímetros más allá de la nariz. Y también que hay muchas teorías acerca de quién fue Jacobo el destripador, pero en realidad nunca se descubrió su identidad y, por supuesto, nunca se le atrapó.

Al finalizar la charla nos ofreció unas bonitas camisetas a la venta, que rehusamos amablemente, y también nos informó sobre lugares para ir a cenar o beber algo en los alrededores. Decidimos ir a una calle llena de restaurantes de comida hindú y, después de varias miradas a menús y ventanas, por fin nos atraparon en uno. No nos enteramos de qué comimos, más allá de unos cachos de pollo con salsas de curry y arroz, pero la comida en general estaba buena.

Mi suegro ya me había advertido que en Londres toman la cerveza “caliente” y lo comprobamos ahí. No es que esté precisamente “caliente”, pero es que no está fría. O sea que sí, la toman caliente. =P

Eso se ha ido repitiendo a lo largo del paseo. Ayer me acompañó en mi periplo turístico una mujer que fue compañera mía en la primaria, y que es muy simpática y agradable. Después de una larga mañana de caminatas y fotos, por fin paramos en un pub muy agradable de Covent Garden (el mercado donde se supone que empieza la historia de Mayfair Lady) y ahí pasamos toda la tarde poniéndonos al día y tomando “Coronas” (sí, la cerveza de mayor venta en el mundo. Ya había notado yo que, al menos en toda Europa, la hay). También aquí en Londres, como en España, la ponen con una rebanadita de limón a medio meter por la boquilla de la botella.

En ese periplo paseamos por la calle Bond, que tiendas de lujo aparte K y yo(Tiffany’s, Prada, Gucci, etc.), además de agradable, es una calle muy normalita y no una gran avenida con mucho tráfico, como ocurre en Madrid, por ejemplo. Después estuvimos un rato afuera del “no famoso” club White’s (al final no me atreví a hacer el intento de entrar y que me denegaran la entrada) y tomamos unas cuantas fotos desde casi todos los ángulos (a mi amiga K. sólo le faltó subirse a la azotea del edificio de enfrente. =P ). Luego pasamos por Trafalgar Square, en donde una guapa señorita desnuda, menos por los calzones, nos amenizó el paseo. No sabemos si se estaba manifestando o era parte de alguna “expresión artística”, pero el caso es que la mujer estaba ahí, encuerada, parapetada arriba de una “estructura de uso desconocido” (la verdad es que, ver una mujer desnuda ahí, en medio de la multitud, le evita a uno preguntarse qué chingados es eso en lo que se ha subido y, por ende, no puse atención. Es posible que al “revelar” las fotos –están en la cámara “gorda” y no me traje el adaptador para la tarjeta de memoria- sepa por fin si aquello es un baño público, la entrada a un estacionamiento subterráneo o qué…) y tenía una gran multitud de “admiradores”, sobre todo del género masculino, a su alrededor. También había algunos “bobbies” que amablemente le pidieron que tuviera cuidado y no se fuera a caer. Al lado de “la maja desnuda” se estaba celebrando una partida de ajedrez con piezas enormes que, teniendo en cuenta la atracción de al lado, también contaba con un numeroso público (aunque notablemente menor al de “la maja”). Al fondo de la plaza podía advertirse “El Gran Benito”, mejor conocido como el “Big Ben” y allá fuimos a dar. Después de tomar unas fotos en la abadía de Westminster, cruzamos el Westminster Bridge y fotamos el relojito desde el otro lado del río.

También fuimos a ver el número 10 de Downing St. (donde vive el Primer Ministro), pero está cerrado a cal y canto. Maldito sea el terrorismo, que no deja comprobar si las imágenes que salen en Little Brittain son reales o son de una recreación! >_<

En la noche, después de la tarde de chelas, terminamos en un supuesto restaurante mexicano en los alrededores de Picadilly Circus, en donde nos pusieron unas chimichangas que no eran tales, sino unos rollitos de primavera gigantes, rellenos de carne o pollo, según, y unas enchiladas con arroz. Ofrecen micheladas que tampoco son tales, sino una mezcla de cerveza con sabores de frutas tropicales ¿?. Pero el guacamole estaba muy bueno. Casi tan bueno como el mío. Y el servicio también está muy bien. El restaurante es tipo Hard Rock Café. Si no hay una mesa disponible te dan un “busca” y te mandan a la cantina de control para que amenices tu espera con unos alipuses. Luego tu “busca” empieza a vibrar y se le encienden unas lucecitas, lo que quiere decir que tu mesa está lista y puedes pasar a la planta de arriba.

Todo eso, catarro incluido (que hoy se ha despertado más activo todavía) me dejó agotada. Así que dormí de corridito y sin problemas.

Mañana más y mejor. =)

1 Kalimotxos:

Anónimo dijo...

Estoy en la ofna. y con mucho trabajo, pero no me pude esperar a llegar a casa para leer tu blog...¡qué padre viaje! claro que lo voy a volver a leer con más calma y entonces comentar más "inteligentemente"... sólo quería que supieras que te estoy "siguiendo", Dadita... ¡¡MUCHOS BESOS!!

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