miércoles, 1 de julio de 2009

HISTORIAS DE LA PELU

Peluquero

No entiendo por qué, pero aunque aparentemente me hacen lo mismo que a muchas otras clientas, el caso es que yo siempre llego a primera hora y me voy casi al último.

Y mientras estoy ahí, esperando a que transcurra todo el proceso (tinte, mechas, tratamientos, peinado, etc.) veo un montón de historias. La última vez, una niña grande (como del tamaño de una adolescente, pero con cara y actitudes de niña) que estaba sentada a mi lado, lloraba desconsolada por el corte que le estaban haciendo. La verdad es que el que traía no estaba nada mal. Y el que le hicieron tampoco (no había demasiada diferencia entre uno y otro), pero ella lloraba de impotencia mientras su madre le repetía, una y otra vez, que estaba muy guapa. Y yo sigo sin entender esa actitud tan común en las madres de gobernar a sus hijos en la apariencia que ellos tienen, llámese ropa, corte de cabello, zapatos, etc. Es decir, mientras no salgan con una cresta en plan punk, o con querer usar Dolce & Gabana o Armani (que el gobierno les mantenga el buen gusto, no te digo???), yo creo que se vale respetar el gusto de los hijos, sobre todo porque son ellos quienes van por ahí con su propia apariencia.

Mientras me lavaban el cabello pude oír las viboreadas de unas alumnas (en concreto, las de la que me lavaba a mí) hacia otra alumna. “A” decía “Fulana se ha echado novio, lo sabías?”. “B” contestaba “Bah! Eso es mentira!!”.

A: “Pero si ha enseñado fotos y todo!!!”

B: “Yo también tengo fotos de tíos, eso no prueba nada”.

A: “No, pero sale ahí con el tío, en Portugal”.

B: “Yo también tengo fotos con amigos. Es lo mismo. Se lo está inventando…”

A: “Pues mira cómo camina, con esos aires de suficiencia!!! Si se cree lo máximo!!!”

Cierto es, que la criticada en cuestión camina como muy dueña de sí misma. Es guapa, delgada y parece bastante operativa, aunque creo que nunca me ha atendido ella, contrario a la que la criticaba, que me ha atendido dos veces y la verdad es que algo de reservas sí que le tengo. Es muy descuidada y le falta poner atención en los detalles. Una vez ya me tuve que repetir las mechas porque no me gustó cómo me las dejó. Y la última vez en concreto, por dar un ejemplo acerca de “los detalles”, le pedí que me limpiara el tinte de las orejas y al final me tuve que dar yo misma con la capa porque me dejó ahí la manchota. =(

Una de las monitoras llevaba el meñique izquierdo vendado. Me contó que se cortó en su casa, con un “cortafiambres”, que es un aparato como el que tienen en los supermercados para cortar jamones y embutidos en general. O sea, que un cortazo en condiciones. Y estaba sola, la pobre. Le tuvo que llamar a su mamá para que la recogiera y la llevara a urgencias. Se cortó también la uña y era lo que más le dolía. Y se volaba el vendaje con las tijeras al cortar cabello y no podrá aplicar ningún producto durante más de una semana, por aquello de la higiene de la herida.

Y esto es un resumen, porque ahí había un gentío…

Un besito a l@s que son peluquer@s. Dos a l@s que son clientes. Tres a quienes están aprendiendo, para que pongan más atención en los detalles. =P

2 Kalimotxos:

Anónimo dijo...

Claro que luego hay exageraciones... por ejemplo, tú TODAVÍA NO HABLABAS y ya decidías qué te querías poner... Hasta que de plano opté por llevarte a la tienda ANTES de comprarte ropa... :P
Me divierten mucho tus anécdotas, Dada...

Escale dijo...

Y habrá quién pregunte quién fue esa, la del primer comentario??

Además será como ver película de Almodóvar, con acento y toa la cosa (imagina mi imitación :D ).
Y la de historietitas que se pueden armar por pedazos de conversaciones y vanas impresiones. Es interesante ver el lenguaje corporal de los lugares públicos.

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