miércoles, 26 de marzo de 2008

LA SATISFACCIÓN DEL TRABAJO BIEN HECHO

Ayer estuvimos de "recaus" por la tarde. Queremos poner una lavaplatos y una secadora en la cocina y eso es más complicado de lo que parece y suena. Primero fuimos a la fábrica en la que a Juanjo le instalaron los muebles de la cocina, allá por 1997. Nos atiende una mujer que nos pasa a un despacho. De entrada, la mujer nos aclara que nuestros muebles ya no existen. De hecho, más bien nos planteó la casi probabilidad de que tuviéramos que cambiar la cocina entera. Le explicamos lo que queremos, pero nos falta la medida exacta de un pilar que se interpone entre nuestras intenciones y nosotros. Así que nos manda a casa con la "tarea" de medir el dichoso pilar.

Al salir de ahí aprovechamos para ir a visitar a unos fontaneros que podrían hacernos la instalación de un tubo de cobre para cambiar la bombona de butano de sitio. Y ya que estamos en la faena, aproveché para llamar a mi amiga Mer, para ver si tenía un huequito para recibirnos en su changarro. Como siempre que voy es al salir de la escuela, para esperar a que Juanjo vaya por mí después del gimnasio, o para alegrarle el día porque antes de irme a la escuela leí que lo llevaba un poco triste, creyó que mis intenciones de visita eran "sociales". Así que me aclaró que tiene "mucho curro". Entonces yo le aclaré: "No, si es que te llevo más curro!!". Total que quedamos en vernos ahí en media hora. Y nos estuvimos toda la tarde comentando los detalles de la cocina. Diferencia del cielo a la Tierra entre ella y la que nos atendió en la fábrica. Para empezar, yo ya había notado que a Mer le fascina su trabajo. Se nota que se le ponen los colmillos largos cada vez que alguien le hace una consulta sobre decoración. Cuando estuvimos en Murcia fue ella la que se movió por toda la tienda con más soltura mientras iba eligiendo esto y aquello para el depa nuevo de Nocturna.

Pero no sólo le gusta su trabajo, sino que le gusta entender al cliente y cumplirle todos sus caprichos. Dentro de lo posible, claro. Y si alguna idea tuya no es viable te explica claramente por qué. Así que sales de ahí con la tranquilidad de que estás haciendo lo mejor posible con lo que tienes y, sobre todo, de que una vez terminado el trabajo no tendrás "novedades" o descubrimientos de que aquello no era tan bueno como te lo pintaban.

Tampoco nos puso aquella cara de "Uff!! Qué difícil" por tener que modificar los muebles que tenemos. Simplemente nos aportó las soluciones que puede haber. Nos creó un "expediente" en el que incluyó los "planos artesanales" que le llevamos y nos regaló una libretita muy mona en la que nos fue apuntando "los deberes" (apuntar medidas de la altura de las ventanas, de las bombonas de butano como las queremos poner, etc.).

Yo quise ir con ella porque es mi amiga y porque ya había visto lo que le gusta su trabajo. Pero vivirla así en primera persona es otro pedo. No es sólo todo lo que sabe de cocinas, sino que pone verdadero interés en uno como cliente y eso en estos tiempos de tanta frialdad mercantil se agradece un montón.


Esto no es un comercial. Pero si alguien quiere saber más puede hacerlo en
http://www.fogonestudiodecocina.com/

Un besito a los que tienen la fortuna de conocer gente estupenda. Dos para los que adolecen de ella y mis mayores deseos para que solucionen ese "problemilla" cuanto antes. =)

2 Kalimotxos:

Anónimo dijo...

AHI ME HAS DAO AMIGA !!!!!!!!

Buaaaaaa ..... JOOO !!!!! SNIFF !!!

MER

Anónimo dijo...

Guau!! Eres afortunada en conocer personas así, que son muy escasas de verdad... en el mundo! y es que ese tipo de actitud hacia el trabajo trae detrás toda una "infraestuctura" de personalidad que poca gente posee. La gente suele ser bastante congruente (aunque no lo crea o no lo parezca) y lo que es o hace en su vida laboral es una "muestra" de lo que puede ser o hacer en las otras áreas de su vida y viceversa. ¡Felicidades a ambas! porque para llevarte bien con alguien a fuerzas tienes que tener muchas cosas en común...

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