viernes, 17 de octubre de 2014
LA DEMOCRACIA NO ESTÁ FUNCIONANDO
martes, 30 de septiembre de 2014
DESAYUNEMOS TODOS
sábado, 20 de septiembre de 2014
VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS
viernes, 28 de junio de 2013
NUEVO BAR
Me he distanciado mucho de mis relatos blogueros, sobre todo desde que caí rendida a los brazos de la maternidad. Y es que dudaba al caer en la tentación de convertir mi blog en un asunto estrictamente maternal, porque es el tema que domina mi vida desde hace poco más de 3 años y porque las madres nos volvemos monotemáticas muchas veces. Pero últimamente he estado pensando que, ahora que tengo más medios (tablet, smartphone potente, etc.,) es verdaderamente triste no aprovecharlos y hacer que este antro de ideas irredentas resucite de entre sus cenizas del olvido.
Así que inauguro esta nueva temporada de cotidianeidad invadida de maternidad, e intentaré no volverme monotemática para no aburrir al personal.
Este año no tendremos verano. El sol se deja ver por Vitoria, sí, pero con discreción, con viento y con frío. Tuve el buen tino de hacerme una permanente en el cabello a finales del año pasado y la lluvia me ha causado una molestia menos (la de estropearme el planchado del cabello, ya que a mis rizos les da igual). Pero la permanente no ayuda a quitarse de encima la depresión que producen los meses invernales. Así que me da que la próxima primavera mis niveles de depresión estarán elevados al cuadrado, al no haber vacaciones de tristeza invernal este año. =P
A menos que alguien se apiade de esta familia y nos inviten a algún lugar paradisiaco a cargar las pilas. Eso, como buena obra del año, estaría muy bien. Seguro que el resto de vitorianos agradecen que una vuelva de mejor humor, a pesar de haberse perpetuado el invierno por estos lares.
Un besito a los que todavía pasan frío. Dos a los que pasan demasiado calor. A los que viven en lugares paradisiacos ninguno. Qué mala es la envidia!
martes, 17 de julio de 2012
MIEDOS
Hace 10 años España era un país seguro, contento, lleno de vida, de tradiciones, de esperanza y con un futuro esperanzador por delante. Yo llegué con 28 años, con el remordimiento de dejar abandonado a mi país, a cambio de encontrar mi propia felicidad al lado del hombre de mis sueños. Tenía mis prioridades muy claras.
México era un país difícil, con un futuro incierto, pero que todavía conservaba algún resquicio de esperanza y, por supuesto, todo su encanto. Hoy, 10 años después, las cosas han cambiado mucho en ambos países. Tristemente, a peor. México carga una cantidad ingente de muertos a sus espaldas, y un sistema que no sólo permite, sino que fomenta todo tipo de injusticias a todos los niveles y en todos los ámbitos de su existencia. Un país que genera un sinfín de historias de terror ante la indiferencia apática de algunos (muchos) y la impotencia temerosa de otros (muchos también). Mi sentido común me dice que la gran mayoría de los mexicanos continua con su día a día más o menos con normalidad, y que lo que veo desde afuera es la punta de un Iceberg que se disuelve entre los millones de mexicanos que todavía quedan vivos y que, en mayor o menor medida, todavía pueden ser felices de vez en cuando, si saben disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Pero, aunque intento no leer demasiado de lo que ahí ocurre (sí, es egoísta, pero estoy muy lejos y poco puedo hacer desde aquí por poner mi granito de arena para propiciar algún cambio, por pequeño e insignificante que sea y es más la angustia gratuita e inútil que me genera leer todo lo que allá acontece) no puedo evitar enterarme de algunas historias que me van marcando como mexicana en el exilio. Y entonces me recuerdo lo mal que se veía España en aquellos tiempos angustiosos en los que ETA tenía mucho punch y ponía bomba día sí, día también, y mataba un montón de gente. Y los españoles, muchos, la mayoría, continuaban con sus vidas en medio de todo ese terrorismo. Y me digo que lo mismo ocurre con México. Que la cotidianeidad mayoritaria de la vida de sus ciudadanos no sale en los periódicos porque no genera interés noticioso.
Y hoy, que España podría ser un hermoso refugio de todo lo horrible que ocurre en México, resulta que tampoco lo es tanto. Tomando una sana distancia, todo hay que decirlo, España también se ha transformado en un país menos amistoso. Está inmerso en la depresión generada por la crisis y en el descontento general de sus ciudadanos, por los recortes (muchos) y por la apatía de muchos (otros tantos, también muchos) ante esta situación que más parece un abuso de los ricos y poderosos para que, como siempre, los jodidos saquemos al buey de la barranca, mientras ellos hacen como que se preocupan. No hay una gran cantidad de muertos, como en México, pero sí hay una gran cantidad de energúmenos, que dificultan perpetuar el buen rollito ciudadano de un país que funciona más o menos bien en muchos ámbitos (al menos en comparación con México). Y ahora parece que no sólo había burbuja inmobiliaria, sino también salarial y laboral. Pero resulta que en España no hay tanta economía sumergida como en México. En España, ese ámbito de la productividad se limita a empleadas domésticas, fontaneros, electricistas y algunas otras pocas profesiones. Aquí, ante la adversidad, un médico no puede poner un puesto de tacos y salir más o menos adelante, como en México. Lo de tener la vivienda y el changarro en el mismo local, cual tiendita de abarrotes, tampoco es viable. Aquí la gente sin trabajo se queda en la calle de un día para otro, porque tampoco hay asentamientos irregulares. Al menos no como los de México. Aquí las construcciones irregulares se dan sobre todo en las costas, y son principalmente edificios construidos en terreno protegido por temas ecológicos. Chabolas, haberlas háylas, pero suelen ser de gitanos o de gente más bien acostumbrada a cierto estilo de vida que no encaja muy bien en la “sociedad establecida” y que se sale de la norma.
A mí me asusta eso de quedarme en la calle, con mi niño y mis cosas (y mi marido, pero él es fuerte. Un apoyo). No es que parezca que me vaya a pasar próximamente, pero la situación está yendo tan a peor en tan poco tiempo que es fácil ponerse en lo peor. Y sin embargo he conseguido sacudirme un poco la mala leche que me dominó durante un tiempo e intento sonreírle a todo aquel con quien me cruzo por la calle. Y a eso me ayuda mi niño, que es simpático y genera buen rollito en quienes lo ven, sobre todo en las señoras. Y con ese buen rollito estoy pudiendo disfrutar un poco más de las pequeñas cosas de la vida. Un paseo, una buena comida casera, un ratito de descanso viendo alguna de las series que me gustan, un rato de buena lectura y esto mismo: platicarle mis miedos al mundo en una computadora que es MÍA, que puedo configurar a mi antojo y usar cuando me venga en gana y que funciona muy bien. De vez en cuando, un rico helado de mojito. Algún año que otro, de un helado de violeta, que en Vitoria no hay. De las fotos que cuelgan mis amigos tapatíos en el feis, y que me acercan un poco a esa Guadalajara que ahora ya sólo existe en mi mente y en mis recuerdos, porque ha cambiado un montón en estos 10 años que llevo fuera. De mi marido, que tiene un montón de ocurrencias, sobre todo de las tonterías que dicen en la tele. Y de mi niño. Sobre todo de mi niño, que se ríe un montón y de casi todo, que siempre está listo para salir a la calle, que pasa por el espejo con el cabello recién cortado y, como se ve distinto, va y se acerca para hacerse muecas y sonreírse a sí mismo. Que corre emocionado cuando suena el teléfono, que siempre me recoge lo que ve que se me cae y que se lo pasa bomba en el parque, porque no es consciente de lo que significa que otros niños hagan patente que no quieren jugar con él o que no lo quieren cerca. Él no se da cuenta o siempre tiene algo con qué entretenerse y es feliz. Ojalá y pudiera aprender todo eso de él.
Y eso tiene de bonito España: mi niño. Rajoy, la crisis y hasta la babosa esa que dijo “Que se jodan!”, todos esos son pasajeros. Mi niño es permanente y está aquí, conmigo. Sacaremos al buey de la barranca, intentaremos ser mejores cada día y, con el permiso de los deprimidos, intentaremos ser felices, que la vida es muy corta. Un besito a los energúmenos, a ver si se les baja un poco la mala leche. Dos a los deprimidos. Tres a los felices. A los políticos, una patada en las gónadas, por inútiles, hipócritas, aburridos, feos, egoístas y traidores.
viernes, 23 de septiembre de 2011
NO SE PUEDE SALIR DE CASA
No sé en el resto de España, pero en Vitoria, quienes respetamos las normas y procuramos que los demás las respeten somos los raros y somos como escoria.
Hace rato, al intentar cruzar la calle Venezuela, me encuentro con que hay un Mercedes bloqueando TOTALMENTE el paso de peatones. Dentro del coche estaban dos mujeres. La que estaba al volante estaba hablando por teléfono. Le toque en la ventanilla a la que iba de copiloto, que me abre la puerta y me recibe con una sonrisa. Le digo que están obstruyendo el paso de peatones. Me contesta que “sólo será un minuto”. Le digo yo que no tengo un minuto, que voy con el cochecito y que no puedo cruzar y que necesito seguir con mi camino. Sale, ya molesta, y me pregunta que si no puedo cruzar por delante del coche. Le contesto que hay un escalón, y que los pasos de cebra tienen una rampa y que la están obstruyendo con el coche. Y me contesta “Vete a tomar por culo” y cierra la puerta. Alguna señora que pasó detrás de mí y a la que no vi, me dice “Llama a la policía”. Yo ya estaba sacando mi teléfono para hacerlo. Llamé y al poco tiempo de estar hablando, la que estaba al teléfono enciende el coche y se mueve hacia adelante, ante lo cual el policía que me atendió me dice que si quiero presentar una denuncia me manda a la patrulla. Pero le dije que no quería yo malgastar el tiempo de los agentes con eso. Así que el incidente quedó en eso.
¿Realmente era necesario molestar a la policía? ¿Por qué los adultos siguen actuando como niños? A la gente le va a salir una hernia de hacer las cosas bien. Yo soy peatona, he andado en bici y también soy conductora de coches. Como peatona soy una firme defensora de mis derechos, intento seguir las normas cruzando por donde se debe y cuando se debe y me molesta cuando alguien violenta abierta y descaradamente ese derecho que tengo de usar los pasos de cebra.
Como ciclista, si voy por las aceras lo hago a baja velocidad y NUNCA le pido a nadie que me ceda el paso. En las aceras, los peatones son los reyes y no les digo ni mú. Pero si van por el bicicarril la cosa cambia e intento que dejen de invadirlo. Ahí sí les toco el timbre.
Como conductora, evito pararme donde no debo, ni siquiera “un minuto” y hago todo lo posible por buscar un estacionamiento legal para dejar mi coche. Desde luego, NUNCA me he parado obstruyendo un paso de cebra y si paso por alguno sin semáforo intento siempre ceder el paso a los peatones. Pero también les pito si cruzan por donde no deben.
Por lo visto, todo esto me convierte en una persona rara, incomoda y molesta, que merece ser insultada cuando, de manera razonable y correcta, pide que se respeten sus derechos. Lamentable.
Un besito a los policías que tienen que atender llamadas tontas como la de hoy. Dos a los que multan a toda la bola de mangarranes que se estacionan donde les sale de los webos. Tres a los ciudadanos que respetan las normas, como yo. (Me parece que hoy sólo va a salir el primer beso. Los demás, seguramente me los ahorraré. =/)
P.D. Ahora me arrepiento de no haber sacado foto del coche, para al menos balconear un poquito a las señoras esas, a ver si mejoran su conducta.
viernes, 2 de septiembre de 2011
Cómo haces que esta cosa te pregunte en español????
Cómo haces que esta cosa te pregunte en español????
Answer here
miércoles, 6 de julio de 2011
SEÑORES DE MÁRQUETING:
No me llamen, no me toquen a la puerta. Bajo ninguna circunstancia les voy a decir cuánto pago de teléfono, ni si tengo Internet ni, de tenerlo, les voy a informar de cuántos megas me dan por cuántos euros. Dejen, de una maldita vez, de molestarme en mi casa, por teléfono y en esta nueva modalidad de mandar malempleados a la mismísima puerta de mi piso.
Cuando yo quiera ahorrar en alguna de mis facturas ya me buscaré la vida. En el ínter, por qué no se concentran mejor en intentar conservar los clientes que les queden, rebajándoles el total de la factura cuando éstos eligen recibirla sólo vía electrónica (digo yo que lo que se están ahorrando en papel, tinta y envíos tendría que verlo uno también, qué no?), o en buscarles una buena solución cuando éstos intentan irse?
Ya sé que el alma de las grandes empresas son los vendedores y que todas se concentran más en crecer que en mantener el crecimiento. Pero de verdad, están dando el coñazo y cuando se queden en la puta calle uno no va a poder evitar el soltar una desahogadora carcajada, por pelmas!!!
Ser pelma no mola. Me tienen hasta la mismísima. Y el día en que me despierten al bebé les voy a llamar y les voy a poner sus berridos, a ver qué les parece. Y luego les voy a cobrar esa llamada, porque me están haciendo pagar más en mi factura telefónica. Y en la de la luz. Y también les voy a mandar la del loquero.
Y cuando me llamen y yo me niegue a darles mi nombre no me llamen maleducada para después colgarme. No haberme llamado en primer lugar y se evitan así el mal rato que les he dado. Los maleducados son ustedes, que me molestan en la antes “seguridad y comodidad de mi hogar”, me hacen perder el tiempo, me estresan, me insultan y luego me cuelgan.
Se les va a caer el pizarrín/las tetas a todos por OGT’s y por pelmas.
Lo mejor del fin del mundo, de verdad, va a ser no tener gentuza llamando a todas horas ni metiéndote basura antiecológica en el buzón, ni insultándote porque no les contestas a sus preguntas, por demás indiscretas.
Y, para que no se hagan güeyes, esta fina nota va para Movistar (antes Telefónica), Vodafone (que tuvo a mal enviarme hoy un par de señoritas hasta la puerta de mi piso), Jazztel (que dio verdadero coñazo durante cerca de un año, varias veces por semana e incluso al día, llamando una y otra vez a todas horas), y la última, una empresa de Márqueting de Mallorca que me colgó después de acusarme de maleducada al negarme yo a darles mi nombre.
A todos ellos y a quienes estén haciendo planes para integrarse en la política del acoso, dejarnos en paz de una vez y dedicarse a bajarles los precios a sus clientes, leches!!! Que el boca a boca funciona mejor que cualquier campaña publicitaria!!!
Hoy no hay besitos. Los maleducados no los damos.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Para comer de diario que prefieres, comida mexicana o comida gachupina?
La mexicana siempre me hace más ilusión, pero eso también es porque no la tengo a mi alcance. Sin embargo, en lo que es "comida del diario" no hay una gran diferencia entre la mexicana y la española, obviando el tema del chile, claro...
Arroces, legumbres, ensaladas y carne, pescado o pollo. Y, aunque he aprendido a hacer muchas recetas españolas, la verdad es que en la comida del diario sigo haciendo la gran mayoría de las recetas de mi abuela. Y he añadido otras, como la carne en su jugo, que aquí no la venden. =)